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Educación de iguales en una Canarias de iguales

Casimiro Curbelo durante una visita en el IES San Sebastián

La capacidad de transformación de una sociedad se mide, en gran medida, por la cualificación de sus ciudadanos y por las oportunidades que sus instituciones son capaces de garantizarles. La educación es la base sobre la que se construye el progreso colectivo, porque de ella depende no solo el futuro individual de cada joven, sino también la fortaleza del tejido social y económico de toda la comunidad.

En Canarias, este mes de septiembre más de 236.000 alumnos y alumnas han regresado a las aulas para continuar su formación en las diferentes etapas educativas. Sin embargo, debemos ser realistas: no todos lo hacen en igualdad de condiciones. La condición archipielágica, y muy especialmente la doble insularidad, sigue generando diferencias que afectan al acceso a las mismas oportunidades formativas. Esta es, todavía hoy, una barrera que debemos superar si de verdad queremos hablar de cohesión territorial y justicia social.

Es justo reconocer que en los últimos años se han dado pasos significativos. Cada isla cuenta con una oferta educativa más amplia y con mayores recursos, lo que constituye una base sólida sobre la que seguir construyendo. En La Gomera, por ejemplo, hemos inaugurado recientemente el nuevo Centro Integrado de Formación Profesional, donde cerca de 260 estudiantes cursan ya una veintena de cursos. Este centro representa un auténtico hito para la isla, al ofrecer una formación más diversificada, moderna y competitiva.

Pero el verdadero desafío es que esta formación esté alineada con las necesidades reales del mercado laboral. La Gomera requiere profesionales en sectores estratégicos como las energías renovables, la atención sociosanitaria, el turismo sostenible o las nuevas tecnologías aplicadas a la gestión pública y empresarial. Si logramos que la oferta formativa se adapte a estas demandas, estaremos dando un paso crucial para fijar población en la isla, reducir la dependencia exterior y garantizar un desarrollo equilibrado.

Sin embargo, no podemos obviar una realidad: muchas familias gomeras continúan soportando sobrecostes elevados cuando sus hijos deben desplazarse fuera de la isla para continuar sus estudios. Hablamos de gastos de alojamiento, manutención, transporte o materiales que, en muchos casos, suponen un esfuerzo enorme y desproporcionado en comparación con otras familias del archipiélago.

El Ministerio de Educación y el Gobierno de Canarias han articulado becas con complementos específicos para atender estas situaciones. Son medidas positivas y necesarias, pero insuficientes. Por eso, desde hace más de 15 años, el Cabildo de La Gomera ha desarrollado un programa de apoyo directo a los estudiantes que beneficia a unos 800 jóvenes cada año. Se trata de una inversión sostenida en el tiempo, que ha ido creciendo en cuantía y que volverá a incrementarse en la nueva convocatoria.

La realidad económica nos recuerda que el coste de la vida se ha encarecido de forma considerable en los últimos años. Por eso, el Cabildo ha hecho un esfuerzo adicional destinando 2 millones de euros a una batería de medidas que incluyen becas al estudio, ayudas para libros de texto, transporte de estudiantes y convenios con las universidades públicas canarias. No se trata de iniciativas aisladas, sino de una planificación coherente que persigue un mismo objetivo: garantizar que ningún joven gomero se quede atrás por falta de recursos.

Invertir en educación no es un gasto, sino la mejor apuesta de futuro que puede hacer una sociedad. Y en territorios como el nuestro, donde la doble insularidad condiciona tanto la vida cotidiana, esta inversión adquiere un valor estratégico. Estamos hablando de igualdad real, de justicia territorial y de cohesión social.

Nuestro reto es claro: avanzar hacia una Canarias de iguales, en la que todos los jóvenes tengan las mismas oportunidades, vivan en la isla que vivan. No podemos permitir que las condiciones geográficas se traduzcan en limitaciones vitales. La igualdad educativa debe ser la palanca que nos permita construir un archipiélago más fuerte, más justo y más preparado para afrontar los desafíos del futuro.

Porque solo desde la igualdad en las aulas podremos aspirar a una igualdad plena en la sociedad. Y ese es el camino que debemos recorrer juntos, con la convicción de que el derecho a la educación no puede estar condicionado por el lugar en el que uno nazca, sino garantizado en toda su extensión, en cada rincón de Canarias.

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