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“Las puertas falsas” de los antiguos canarios

Puerta falsa en Risco Chapín (Gran Canaria) (1)

Uno de los elementos arquitectónicos que ha pasado totalmente desapercibido por la arqueología canaria son las conocidas como puertas falsas, muy comunes en el Egipto Antiguo y presentes también en el resto de continentes y, cómo no, en Canarias.

Aunque ya conocíamos algunos casos más en la isla de La Palma, en el año de 2021 registramos, por primera vez, la presencia de una puerta falsa en el yacimiento cultual de El Bocarón (Barlovento, La Palma). Está excavada en la pared y presenta unas dimensiones aproximadas de 2 m de alto por 0,70 m de ancho. Su forma es triangular y contiene un escalón de entrada y una cúpula en el interior de la estructura (Rodríguez Vassou y Martín González, 2021: 17).

El siguiente trabajo lo volvimos a publicar en 2022, en la revista Iruene, nº 14, después de encontrar un vínculo directo, en la isla de La Palma, entre puertas falsas, canales, cazoletas, grabados rupestres antropomorfos y cuevas funerarias en más de un 50 % de los lugares que presentaban esta combinación de insculturas. En La Palma las revelamos en el Bocarón, Fuente de La Fajana, Don Pedro, Espigón de Puntallana, Barranco de Nogales, La Veta del Almácigo, La Verada y Barranco de La Caldera.

En el resto del Archipiélago también concurren este tipo de oquedades excavadas en la toba volcánica de diferentes morfologías, dimensiones y acabados. Aparentemente no tienen ningún uso concreto; exteriorizan una abertura a modo de hueco que no va a ningún lado, siendo muy difícil determinar cual es candidata a ser una puerta falsa u otra cosa distinta. Tanto el contexto arqueológico como el acabado del hueco son los dos principales argumentos para dar cierta veracidad a su presencia como elemento sagrado simbólico.

En La Gomera tenemos una puerta falsa en la Lomada de Masambique, labrada sobre una veta de toba volcánica escalonada. El contexto más cercano contiene cazoletas y grabados lineales y antropomorfos. En el Risco de Quise, dentro de un amplio espacio ritual, existen otras pequeñas cavidades artificiales que podrían formar parte de la misma idea. En el Barranco de Guayadeque (Gran Canaria) podemos admirar otro vano con perfil de puerta falsa junto a un grupo de cúpulas, ubicado en un contexto ritual con varias estaciones de canales y cazoletas, siendo otros casos los registrados en Bentayga, Temisas, Jeréz o Risco Chapín.

La puerta falsa del Santuario de Chinamada (Tenerife)

En la isla de Tenerife destacamos las puertas falsas de Anaga; en concreto, los diferentes prototipos en el entorno de Chinamada, asociadas a canales, cazoletas y grabados antropomorfos. Igualmente, en la cima de la Mesa de Tejina, junto a una estación de canales y cazoletas, existe una abertura alargada que tiene el perfil de puerta falsa; otra de las puertas destacada por su acabado y elaboración estética es la de Cueva Jurada.

Antes de continuar, debemos aclarar que la visión del mundo antiguo se basaba en la mitología; no se detiene donde lo hace la ciencia. Por ello, en el momento de la interpretación debemos ser cautos y abordar diferentes posturas, siempre desde la posición del otro (del indígena). La visión de los antiguos canarios sobre el mundo que les rodea es una unidad de sentido de trasfondo mítico, pero no por ello irracional; opera con un lenguaje simbólico y metafórico.

La metáfora de la puerta es universal y está presente, de muchas maneras, en las culturas de la antigüedad, pero ¿qué son las puertas falsas? Tal como su nombre indica, son estructuras arquitectónicas planas excavadas en la pared con forma de puerta, pero no llevan a ninguna parte, a ningún lugar físico, pues solo se trabaja una pequeña abertura de unos centímetros de profundidad y de remarcado carácter simbólico. Estas aberturas no son casuales, ni ingenuas naturalezas estéticas; representan el límite entre dos mundos como mínimo. El término de puerta falsa parece engañoso, pues aunque físicamente no lleve a ningún lugar, simbólicamente era una estructura funcional que se podía traspasar; por ello, tenemos que pensar, siguiendo a los autores de las creaciones de estos umbrales, como puntos de encuentro. Si una puerta es una transición de una estancia a otra, simbólicamente, lo es también de un estado a otro.

Las puertas no son simples elementos arquitectónicos; comparten un importante rol en la ritualidad del espacio abierto o cerrado donde fueron construidas: rituales de paso de una situación a otra en el mundo físico y espiritual, social y cósmico. Elaborar una puerta falsa en un lugar concreto supone establecer un umbral de paso. Ahora bien, ¿quién llama a la puerta? ¿Podría ser cualquier persona, unos pocos privilegiados o, quizá, los antepasados? Lo que sí parece más clarificador es que participa del concepto esgrimido por Mircea Eliade de axis mundi, el punto exacto para atravesar los diferentes planos o regiones cósmicas (cielo, tierra e inframundo) que se hallan en el mismo eje.

Todo apunta a una función simbólica, mágica y religiosa. El ser humano genera y crea espacios de paso capaces para visibilizar lo invisible. Una puerta falsa forma parte de un umbral que se puede abrir y cerrar como parte de una prolongación de algo ¿Hacia dónde querían llegar con estas construcciones? Muchas tienen una cúpula en su interior o en el dintel, a modo de ojo; incluso, contienen un peldaño que, igualmente, forma parte de ese mismo proceso simbólico de transición. A su vez, en ocasiones, un canal recorre la parte superior con desagüe vertedero hacia los lados en un claro mensaje de libación de agua o leche. La particularidad de la puerta es perdurar al abrigo de un cosmos que se abre un determinados espacios y a un tiempo detenido. Normalmente, la representación de escalones nos invita a subir, a una acción simbólica de acceder hacia las alturas.

Cada puerta es una fábrica de ideas que abren mundos. Por ello, las funciones pueden variar según los contextos; eso sí, vinculado al mundo de las creencias religiosas. Por ejemplo, las puertas falsas en el Antiguo Egipto se localizan en el interior de las cámaras funerarias y ante ellas se realizaban las ofrendas y oraciones al difunto. Sin embargo, en Canarias pueden tener varias lecturas; una de ellas es el tránsito del mundo de los vivos al de los muertos; apuntan a una función mágica y simbólica en contextos de muerte y regeneración, de donde parten los caminos hacia una nueva existencia. De este modo se puede garantizar el tránsito a la eternidad de los espíritus de los antepasados. Por otro lado, la puerta es una señal de continuidad, el umbral que separa dos dimensiones. En este sentido, ¿podría ser una puerta al cielo? No lo podemos asegurar con rotundidad. El umbral, la puerta, afirma Eliade (1994), muestran de un modo inmediato y concreto la solución de continuidad del espacio; de ahí su gran importancia religiosa, pues son a la vez símbolos y vehículos del tránsito. No solo la Biblia habla de “las puertas del cielo”; ya lo hacían antes númerosos pueblos, entre ellos los canarios. Pasar el umbral, pues, es entrar en un espacio íntimo agregado a un mundo nuevo.

La puerta no es un freno; al contrario, demuestra una continuidad espacial; lo apreciamos en la distancia del que atraviesa la puerta, que es muy corta en términos físicos; sin embargo, la distancia simbólica es ilimitada. Por lo tanto, el limen o umbral es lo sublime, representa una transición y una transformación sin espacio ni tiempo.

Tiene sus propios momentos y son de carácter cíclico.

Al situarse en lugares rituales asociados al mundo cósmico, sugiere, de entrada, una función de frontera, donde se accede o se sale de algo que opera en otra esfera mental,
que en este caso, parece más afín a los espíritus de los antepasados. Las puertas falsas
son una realidad que se abre a otras realidades menos visibles y nos conducen al límite
entre mundos (el cósmico y el mundo de los vivos y el de los muertos).

Observar cada una de estas puertas nos atrapa con emotividad gracias a su halo misterioso, mágico y de ensueño; es sentir el tiempo pasado que nos ha cerrado una puerta que nuevamente, después de cinco siglos, sentimos que comienza a abrirse. Eso
sí, los ciegos somos nosotros, los occidentales modernos, que no alcanzamos a ver lo
que estos vanos esconden, ser incapaces de rebasar los límites a los que nuestros antepasados llegaron.

Estamos en el inicio de una nueva investigación capaz de abordar antiguos interrogantes, de cuestionar ciertas ambigüedades y de abrir nuevas perspectivas de exploración partiendo del trabajo de campo, con nuevas ideas mediante supuestos formales desde procedimientos axiomáticos que nos permita obtener una visión y proyección de conjunto mejor pensada, libre de ataduras dogmáticas, que nos permitan avanzar en el conocimiento. Para ello, es indispensable ensanchar el radio de comprensión hacia otras realidades consideradas desde el posicionamiento indígena.

Esto es solo el preliminar de una investigación mucho mayor que requerirá de un reconocimiento espacial ingente.

Hemos visto la puerta como un elemento e instrumento distintivo con una fuerte carga semántica dentro de un paisaje cultual; la hemos entornado y, ahora entreabierta, no
queda más remedio que intentar penetrar en las oportunidades de lo oculto, de lo misterioso, de lo desconocido que no está siquiera imaginado. Solo el plano espiritual
puede vislumbrar su verdadero destino y uso.

Bibliografía
– Martín González, M. A., Rodríguez Rocha, J. J. y Rodríguez Vassou, L. (2022): “Antropomorfos. Grabados vinculados a contextos funerarios awara (isla de La
Palma)”. Revista Iruene, nº 14, pp. 6-31
– Martín González, M. A. (2024): Antiguos canarios. La memoria de lo sagrado.
Editorial Bilenio
– Rodríguez Vassou, L. y Martín González, M. A. (2021): “El Bocarón. La búsqueda de
la inmortalidad, Barlovento (isla de La Palma)”. Revista Iruene , nº 13, pp. 6-25
– Vivas, T. (2019): La entrada al inframundo. Estelas de falsa puerta en el Antiguo
Egipto. Dilema editorial

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