Hace 533 años, tres puntos del Atlántico —La Gomera, Huelva y el continente americano— quedaron unidos por una gesta que cambió la historia de la Humanidad. Fue desde Palos de la Frontera que Cristóbal Colón emprendió un viaje sin retorno hacia lo desconocido, haciendo escala en San Sebastián de La Gomera, donde halló el último puerto europeo antes de descubrir el entonces llamado Nuevo Mundo. Lo que fue una proeza náutica de dimensiones impensables, se convirtió también en el origen de unos lazos culturales, humanos y patrimoniales que perduran hasta hoy.
Esta semana, al presentar la XXI Regata Palos – La Gomera, reafirmamos ese vínculo. La prueba náutica, que partirá desde la costa onubense el próximo 30 de agosto, no sólo rememora aquella travesía de 1492, sino que reinterpreta su espíritu en clave contemporánea: con el valor de la hermandad, el entendimiento y el compromiso común entre territorios separados por el mar, pero unidos por la historia.
En un mundo donde a menudo la división impone su relato, esta regata se convierte en una metáfora poderosa de lo que podemos alcanzar si navegamos juntos, si dejamos que el viento del respeto, la cultura compartida y la cooperación impulse nuestras velas. Huelva y La Gomera no son hoy meros puertos de salida y llegada: son símbolos vivos de una conexión que ha resistido guerras, cambios geopolíticos, revoluciones tecnológicas y transformaciones sociales.
La historia ha querido que estas dos tierras sigan unidas por el Atlántico y por una memoria común. América, por su parte, se suma a este triángulo de afectos y herencias, como la orilla que completó aquel viaje y que, con el tiempo, compartió con nosotros su lengua, su música, su gente y su espíritu.
Este año, además, las Jornadas Colombinas que se celebrarán en San Sebastián de La Gomera el próximo 6 de septiembre nos invitan a una reflexión profunda sobre el reto de la paz en el mundo. Qué mejor escenario que este cruce de civilizaciones y culturas, que este rincón del planeta donde la historia nos enseñó que el diálogo y la valentía abren horizontes. La paz es el puerto más difícil de alcanzar, pero también el más necesario. Y como en cualquier travesía, el primer paso para lograrlo es zarpar juntos, desde el entendimiento.
Por eso, iniciativas como la Regata Palos – La Gomera no deben quedarse solo en lo deportivo o lo conmemorativo. Son actos de reafirmación. De compromiso con nuestra historia y con el porvenir. De construcción de una sociedad que necesita más que nunca mirar al otro con serenidad, tender puentes y entender que el progreso solo es posible desde la unidad.
Hoy, desde La Gomera, lanzamos al mar este mensaje de unidad. Que las velas de la regata lleven consigo no solo el recuerdo de Colón, sino también el anhelo de un mundo mejor, más fraterno y justo. Y que cada milla náutica recorrida sea un paso más hacia ese horizonte común.