Playa de Valle Gran Rey

“Mientras los impactos climáticos nos muestran su crudeza, la administración canaria permite proyectos que recuperan modelos pasados que ya están obsoletos y ponen al límite los ecosistemas costeros que nos protegen”. Con estas contundentes palabras resume Elvira Jiménez, coordinadora de campañas de Greenpeace, la situación del litoral de las Islas Canarias en la presentación, hoy, de una nueva edición del informe Destrucción a toda costa , que viene señalando, desde el año 2000, el imparable deterioro de las costas españolas. En esta nueva entrega, se detallan los impactos del cambio climático y el urbanismo en el litoral canario, que se pueden visualizar en un mapa satelital , también elaborado por Greenpeace.

El informe Destrucción a toda costa 2025: impactos del urbanismo y el cambio climático en el litoral es una exhaustiva investigación de la organización ecologista que pone de manifiesto cómo protegernos de los impactos del cambio climático es uno de los principales desafíos sociales, económicos y ambientales a los que se enfrenta el país. La elevación del nivel del mar, el incremento de la temperatura del agua, el aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, la erosión del litoral y la pérdida de biodiversidad costera y marina son algunas de las consecuencias que ya se están manifestando a lo largo de la costa.

Tras años de haber explotado el litoral, se han dilapidado muchos ecosistemas costeros que nos protegen. Greenpeace señala las playas y zonas urbanas que se verán más afectadas para 2050 en un escenario moderado de reducción de emisiones según la información científica disponible (1).

Ante una costa artificial, la vulnerabilidad aumenta dramáticamente y con ello las consecuencias. Sin embargo, como denuncia Greenpeace, la gestión del litoral no está avanzando de forma paralela a esta realidad, y advierte que hay que acelerar las medidas de mitigación y adaptación que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y de su población. También se observa la falta de coherencia entre las políticas de ordenación territorial y la necesidad urgente de aumentar la resiliencia de estos territorios.

El litoral canario en peligro

Canarias también aloja numerosos puntos de nuevos desarrollos urbanísticos repartidos por todo el archipiélago.

En Tenerife destaca el macroproyecto Cuna del Alma (Puertito de Adeje) que incluye la construcción de 420 viviendas turísticas entre apartamentos y villas de lujo y servicios asociados, ocupando todo el complejo de más de 400.000 metros cuadrados en una zona de gran valor natural, incluida dentro de la Zona Especial de Conservación Franja marina de Teno-Rasca. También en Adeje, el Plan Parcial Hoya Grande prevé un macrocomplejo con un campo de golf de casi 450.000 metros cuadrados, 140 villas turísticas y 1680 plazas hoteleras en una extensión de más de un millón de metros cuadrados. En Guía de Isora, y afectado también al ZEC Teno-Rasca, el proyecto de parque costero-marino Underwater Gardens, bajo el reclamo de la sostenibilidad, la regeneración marina y la educación ambiental, pretende ocupar más de diez hectáreas de suelo rústico de protección ambiental para construir una suerte de parque temático con área costera con zonas de ocio y museos y un área marina para buceo “ecosensible”, que ha sido incluido como proyecto de ‘interés insular’. En Granadilla de Abona, sigue el avance de las obras del Hotel La Tejita a pesar de ocupar la servidumbre de protección que protege la Ley de Costas. En la actualidad, con el conocimiento actual sobre las crisis climáticas y sus impactos, el tramo de costa de la playa de La Tejita aparece como punto rojo en el visor de impactos del cambio climático del Gobierno de Canarias por ser ‘zona de alto riesgo acumulado’ por subida del nivel del mar, erosión e inundación.

En Fuerteventura , el grupo Hesperia planea la construcción de dos hoteles en Corralejo con un total de 800 habitaciones. A éste se suma la ampliación del puerto en esta misma localidad, que conllevará graves consecuencias ambientales sobre varios espacios protegidos autonómicos, estatales e internacionales, como el Parque Natural de la Isla de Lobos, el Parque Natural de las Dunas de Corralejo y los sebadales de Corralejo.

En Lanzarote , cuatro hoteles (hotel Princesa Yaiza, el Son Bou, el Río Playa Blanca y el Sandos Papagayo (antes Papagayo Arena) continúan en situación de ilegalidad, en el que llegó a ser el tramo de costa con más hoteles ilegales de España.

En Gran Canaria , la amenaza del desarrollo turístico al municipio de La Aldea de San Nicolás, en una zona conocida como “la única zona salvaje de Gran Canaria”, rodeada de espacios protegidos como el Parque Natural de Tamadaba, el Parque Rural del Nublo o la Reserva Natural Especial de Guguy, incluye la tramitación de 1475 nuevas plazas hoteleras, un 2500% más de las plazas actuales, de la mano de un proyecto de hotel de lujo.

Al mismo tiempo, las previsiones sobre los impactos del cambio climático llenan el mapa del archipiélago de muchos puntos de riesgo.

En el archipiélago canario se han identificado 47 zonas de alto riesgo acumulado según los distintos escenarios de cambio climático y los impactos proyectados (inundación, erosión de playas…):

  • Tenerife : tramo desde la playa de El Beril hasta la playa de Los Cristianos; Las Galletas; desde playa de la Jaquita tramo hasta Playa de La Tejita (El Médano); Puertito de Güímar; tramo entre Candelaria y Las Caletillas; entre Parque César Manrique tramo hasta Muelle de Honduras; tramo de San Andrés a Playa de Las Teresitas; urbanización Mesa de Mar; desde Punta Brava hasta tramo Playa Martiánez y Garachico.
  • Gran Canaria : tramo entre el faro de Maspalomas y Playa de Las Burras; desembocadura del Barranco de Tirajana; Bahía de Arinaga; Ojos de Garza; istmo de Guanarteme; tramo desde San Felipe hasta El Puertillo de Bañaderos; Playa de Bocabarranco y Punta de La Guancha.
  • Fuerteventura : Playa del Matorral; Playa de Sotavento de Jandía; urbanización Costa Calma; Tarajalejo; Giniginamar; Gran Tarajal; desde Caleta del Espino tramo hasta Casas de La Guirra; tramo desde el Muelle de Puerto del Rosario hasta las Salinas; PN Dunas de Corralejo; Corralejo; desde Playa del Castillo hasta Caleta del Marrajo.
  • Lanzarote : tramo desde playa Chica hasta playa Lima (Puerto del Carmen); urbanización Playa Honda; desde La Bufona tramo hasta Islote del Francés (Arrecife); Las Caletas; desde playa del Jablillo tramo a playa de los Charcos (Costa Teguise); tramo desde Punta Mujeres hasta Arrieta; tramo desde Caleta del Sebo hasta playa Francesa (La Graciosa); desde caleta de Famara hasta playa de Famara; tramo desde La Santa hasta caleta de Caballo; desde Casas del Golfo tramo hasta playa del Golfo.
  • Impacto urbanístico y climático en la costa. Greenpeace
  • La Gomera : tramo desde playa del Inglés al puerto (Valle Gran Rey)
  • La Palma : Santa Cruz de La Palma; Puerto de Tazacorte; La Bombilla; Puerto Naos y El Remo.
  • El Hierro : tramo desde Timijiraque hasta la playa de las Tijeretas.

En lo referente al impacto de la pérdida de superficie en playas urbanizadas destacan: playa Flamingo (40 %) en Lanzarote; playa Blanca (100 %) en Fuerteventura; playa Alcalá (74 %) en Tenerife; y playa de la Cangrejera (50 %) en La Palma.

Soluciones para la costa

Es urgente hacer frente a estos riesgos. Tan sólo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40 % del retroceso de las playas de todo el mundo. Para 2050, proteger y conservar las playas supondría un beneficio 150 veces superior a dejar que sigan deteriorándose.

Las principales soluciones que plantea Greenpeace son:

  1. Acción climática urgente y ambiciosa . Proteger la biodiversidad y diseñar un nuevo sistema energético en el que se reemplacen los combustibles fósiles y el uranio por energías renovables.
  2. Proteger, restaurar y renaturalizar la costa . La naturaleza y sus procesos son los mejores aliados para mitigar, en las zonas costeras, los impactos de la subida del nivel del mar, de inundaciones y temporales. Las soluciones basadas en la naturaleza, que emplean los procesos naturales como remedio ante los impactos negativos, son eficaces y menos costosas que las clásicas medidas de infraestructura gris. Es imprescindible preservar los tramos de costa virgen que han sobrevivido, especialmente humedales, playas y dunas que actúan como barreras protectoras. Hay que restaurar todos los tramos posibles de costa, pensando en el futuro y en la necesidad de que nos protejan adecuadamente, y abandonar las costosas que son sólo medidas parches temporales, como la regeneración artificial de playas o el mantenimiento de infraestructuras obsoletas.
  3. Reducir la exposición al riesgo . Utilizar los datos y la cartografía sobre impactos y riesgos ante la inundación y la erosión. Evite reconstruir y habitar zonas gravemente afectadas por inundaciones o temporales marítimos. Paralizar los proyectos urbanísticos en tramitación que contemplan edificar en zonas con riesgo de inundación e impedir el uso de medidas estructurales de mitigación de la peligrosidad de inundación como vía para generar espacios urbanizables. También hay que prohibir la calificación como urbanizable de los terrenos cuya peligrosidad se ha mitigado tras la construcción de una obra estructural.
  4. Adaptación transversal, local y participada . La adaptación al cambio climático tiene un fuerte componente local por lo que es necesario un análisis de los riesgos y vulnerabilidades en cada municipio, que deben traducirse en planos de adaptación. Son necesarias estrategias a nivel nacional y regional y deben contar con la financiación adecuada. La participación ciudadana es fundamental.
  1. Poner coto a la turistificación contando con la participación comunitaria . El sector turístico es un factor determinante en la gestión de la costa. Es urgente abandonar el discurso cuantitativo y la cultura del crecimiento continuo, por uno cualitativo que conduzca a una reforma estructural que aúne las necesidades de la población residente y los límites ambientales para poder desarrollarse en equilibrio. Hay que avanzar en la regulación con moratorias a las viviendas turísticas, erradicación de la oferta ilegal, reducción de la actividad aeroportuaria, limitación de la entrada de vehículos en las islas, refuerzo del transporte público y el control de aforo en espacios sensibles.