Los datos que recoge el reciente Informe de Coyuntura Económica de La Gomera confirman una realidad que quienes vivimos y trabajamos aquí ya percibíamos: las Islas Verdes están avanzando. La Gomera cerró el año 2024 con indicadores muy positivos: aumento del número de empresas, mejora en la afiliación a la Seguridad Social y reducción del desempleo a los niveles más bajos de los últimos años. A esto se suma un repunte en la confianza empresarial y un notable dinamismo en sectores como la hostelería, que debemos seguir impulsando.
Sin embargo, estos logros no deben llevarnos a la complacencia. El camino hacia un crecimiento económico sólido y sostenible en nuestras islas —La Gomera, El Hierro y La Palma— aún tiene importantes desafíos por delante.
Uno de los principales retos es el marco fiscal. No son suficientes las medidas implantadas para el combustible o los billetes para residentes. También hay que abordar una política fiscal diferenciada que impacta directamente en el IRPF y en los impuestos que afectan a nuestras empresas. Estos no son privilegios, sino herramientas imprescindibles para garantizar la cohesión y la justicia territorial, porque los sobrecostes derivados de la doble insularidad medidas limitan la competitividad de nuestras empresas y encarecen el día a día de nuestras familias.
Junto a esto, debemos poner en marcha una estrategia de empleo adaptada a las personas mayores de 55 años, que incluya formación específica y un acompañamiento adecuado para facilitar su reinserción laboral. Del mismo modo, es preciso implementar medidas específicas para la empleabilidad juvenil de la mano de programas duales de formación y empleo como los que ya están en marcha en islas como La Gomera.
Todo ello, nos motiva a defender una acción política valiente y diferenciada. Debemos mejorar la conectividad insular con infraestructuras modernas y eficientes, impulsar políticas de vivienda asequible, garantizar el acceso a servicios públicos de calidad y apostar decididamente por la digitalización, clave para fijar población y abrir nuevas oportunidades.
Las Islas Verdes han demostrado que, con voluntad política, es posible avanzar. Pero para que ese progreso se traduzca en un bienestar real y duradero, necesitamos el compromiso firme de todas las instituciones. No pedimos privilegios, sino equidad. Y estamos preparados, como siempre lo hemos estado, para trabajar con lealtad institucional y con una visión de futuro que garantice un desarrollo justo, sostenible ya la altura de nuestra gente.
Porque si no logramos transformar los buenos datos en oportunidades reales para la ciudadanía, estaremos perdiendo una oportunidad histórica. Es hora de actuar.