Salvador García.- Dejó huella Manuel Cáceres Artesero, conocido por todo el mundo como ‘Manolo el del bombo’, el inseparable seguidor de la selección española de fútbol, una singular personalización del jugador número doce representativo de un graderío, de una afición, del apoyo que prestaban los seguidores -casi todos a una- cuando de un compromiso futbolístico, decisivo o no tanto, se trataba.

Dejó huella porque se empezó a echar en falta su siempre animada presencia, su toque más o menos acompasado, contagioso, sonoro y sandunguero. Y cuando eso ocurrió, cuando ya las transmisiones no recogían ni la figura del tocador/animador, ni el sonido característico ni el instrumento en sí mismo, apareció un sucedáneo en ‘La Revuelta’ el programa de ‘prime time’ de La 1 (RTVE), convertido en una especie de ritual salutación con el que iniciar cada noche, de lunes a jueves, la emisión, mientras el público asistente coreaba rítmicamente. O lo que es igual: siempre nos quedará el bombo, siempre nos quedará Manolo.

Manolo terminó produciendo -y asociando- un sonido entrañable de este instrumento de percusión. Su actividad en cada cita futbolera se transformó en una forma de vida, seguro. A, ante, bajo… para, por… so, sobre, tras… el bombo (el aliento) entre preposiciones. Con energía, con ganas, con pasión… la indeclinable identificación con la selección española. Omnipresente, con su simbólico capital a cuestas. Al lado de Kubala, de Muñoz, de Camacho… de tantos entrenadores que supieron de su bonhomía, de su entrega y de su afán de animar y ambientar, con profundo ánimo estimulante, a la “marea roja”, que esa era la que movía y hacía que se viniera encima o arriba para también formar parte del espectáculo.

Manolo ‘el del bombo’, fanático por antonomasia, se ganó a pulso un lugar en la historia del fútbol español. Puede parecer grandilocuente pero eso, lo que hizo, tan plausible, no estaba al alcance de todo el mundo. España llora su ausencia pero también se revuelve y silabeará -¡Es-pa-ña, Es-pa-ña!- como si fuera un permanente homenaje a su aliento. Y a su memoria.

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