Retrato de Isabel vestida con su uniforme de enfermera

La novela Retrato en la pared de la periodista Concha de Ganzo cuenta la historia coral de muchos de esos retratos en la pared, los retratos de los abuelos, de las abuelas, de los padres y madres que se fueron a la guerra, que fueron arrastrados por esa contienda y que jamás volvieron. Y los que regresaron nunca volvieron a ser los de antes. Sobre el escenario de la Guerra Civil española se suceden las vidas de personajes reales como Tomás y su hermano Gregorio de Tenerife, dos pescadores que lucharon en el frente con las tropas de Franco. En Canarias la mayoría luchó en el bando de los sublevados, eso no significó que todos fueran fascistas. En este engranaje, en este puzle de personajes que van conformando la novela hay cabida para un triángulo amoroso, protagonizado por una maestra vasca socialista, un canario del Puertito de Güímar, y un joven republicano de Valencia. A través de esta sucesión de relatos se asiste a la vida cotidiana de una familia franquista, un soldado que se niega a formar parte de un pelotón de fusilamiento y los otros. Todos aquellos pobres de solemnidad que antes y después de la guerra siguieron sufriendo. Sobre todo, las mujeres. Las madres, esposas y hermanas del bando de los vencidos.

Isabel Piñero

La guerra y la posguerra fue especialmente despiadada con ellas. En la novela se cuentan varios casos. Quizás uno de los casos más aterradores fue el que vivió Isabel Piñero, su bebé y su hermana pequeña Carmen de 15 años trasladadas a la prisión vasca de Ondarreta.

Isabel Piñero había nacido en La Gomera en Valle Gran Rey, de ahí también procedían sus padres. Y como era habitual en aquellos años ruines, ante la imposibilidad de conseguir un trabajo que los sacara adelante, la familia se traslada al sur del Tenerife para trabajar en el campo. Muy joven, con apenas 15 años, Isabel conoce a un joven del pueblo de Gúímar, Miguel Campos. Muy pronto se hacen novios, la familia de Isabel Piñero se muda a la localidad de Candelaria, y esto ayuda a la pareja a mantener un contacto más fluido. Al final se casan, y se van a vivir a Güímar. Miguel Campos se hace panadero y llega a tener éxito. Y además es un hombre que no está dispuesto a soportar los desmanes de los más ricos. Se afilia a la CNT, y a partir de ahí, aparecen las habladurías, los señalamientos y las envidias.

Varias mujeres canarias fueron trasladadas a cárceles de la península como la mujer, la hija pequeña y la cuñada de 15 años del sindicalista Miguel Campos

Cuando triunfa el Alzamiento de Franco, muchas miradas se dirigen a Miguel Campos. Entran en su casa y al no encontrarlo optan por detener a su mujer, Isabel Piñero, a su bebé, Teresa y a una hermana pequeña que se encontraba con ella. Las hijas mayores de Isabel y Miguel estaban en casa de los abuelos y por eso se libraron.

La mujer del sindicalista Miguel Campos no sólo fue detenida sin cargo alguno, tal como recoge la documentación que se conserva en el registro de San Sebastián, sino que tuvo que pasar varios años alejadas de su familia y de sus hijas mayores.

Teresa Campos sostiene en sus manos los retratos de sus padres, Isabel y Miguel.
Diseño sobre Retrato en la Pared realizado por Fernando Larraz

 

Teresa Campos, la bebé que llegó a ser bautizada en la cárcel vasca, recordaba que su madre jamás quiso hablar de aquellos años en Ondarreta, salvo alguna vez que se puso enferma y la fiebre la llevó a dar gritos de angustia pensando que en cualquier momento la podrían matar, a ella, a su hija y a su hermana. Y así aparece descrita en la novela cómo pasaron alguna de aquellas noches en la llamada cárcel del salitre en San Sebastián: “En el segundo piso, en el pabellón de las presas con hijos a su cargo, la pequeña Teresa Campos empezó a gimotear. Isabel cada vez tenía menos leche para darle. Trató de mecerla, de cantarle una canción. Su hermana Carmen se había despertado, las dos mujeres se miraron a los ojos y se pusieron a llorar”.

Isabel Piñero no solo logró salir de aquel infierno, sino que, de vuelta a Tenerife, trabajó y luchó tanto que consiguió el título de enfermera con el que sacó adelante a sus hijas.

Muchos años después, cuando se supo que aquel panadero de Tenerife, Miguel Campos fue uno de los integrantes de La Nueve, el grupo de republicanos españoles que entró en avanzadilla en París y ayudaron a liberar a la capital francesa de los nazis, su hija Teresa Campos dijo sosteniendo entre las manos los retratos de sus padres: “si mi padre fue un héroe, mi madre fue una heroína”.

La novela Retrato en la Pared ha sido publicada por la editorial LeCanarien y en La Gomera será vendida en la librería Junonia de San Sebastián.