La Gomera celebra, este martes, su undécimo aniversario como Reserva de la Biosfera. Fue en julio de 2012 cuando la isla recibió esta declaración, que abarca más de 84 mil hectáreas de superficie, tanto terrestre como marina.

El pasado año, La Gomera fue sede del Comité Español del Programa Hombre y la Biosfera de la UNESCO, con motivo del décimo aniversario de este reconocimiento, y con la visita de científicos de universidades y centros de investigación del país que lo conforman.

El presidente del Cabildo insular, Casimiro Curbelo, insistió en los avances alcanzados durante estos 11 años para impulsar medidas de conservación y protección de la biodiversidad del territorio insular y el mar que lo rodea, “con acciones basadas en distintas líneas estratégicas que tienen en el centro de actuación la calidad de vida de los habitantes, la diversificación del tejido empresarial, la sostenibilidad turística y la mejora de la calidad ambiental y paisajística”, a lo que se suma la promoción de la conservación y el uso del patrimonio natural y cultural.

Acciones que, tal y como apuntó Curbelo, “se verán reforzadas con la materialización de la Estrategia Gomera36, recientemente acordada con el Gobierno de Canarias y el Estado para desarrollar cerca de 230 proyectos hasta 2036, que hagan de La Gomera un referente en sostenibilidad, dotándola de instrumentos que nos permitan avanzar en materia de transición ecológica, el ciclo del agua, la gestión de residuos, la innovación y la digitalización”.

Las particularidades que la hacen Reserva

El patrimonio natural de La Gomera engloba a un total de 4.182 especies animales y vegetales exclusivas, 1.063 de ellas endémicas y 268 exclusivas de la isla. Muchas de ellas se encuentran en uno de los entornos más característicos y valiosos, el Parque Nacional de Garajonay, uno de los mayores exponentes de la laurisilva canaria. La presencia de especies endémicas tan preciadas como el Lagarto Gigante de La Gomera, o la exclusividad del medio marino, hacen de la isla un paraje natural óptimo para la práctica de deportes en contacto con la naturaleza.

Los paisajes son otro de los valores añadidos de La Gomera, adaptados a las necesidades y la vida de una isla que posee un territorio escarpado y abrupto, pero que ha permitido la convivencia entre la acción humana y la naturaleza. El desarrollo de elementos para el cultivo, como los bancales o los palmerales; para la comunicación, como el Silbo Gomero, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco; o culturales, como el baile del tambor, convierten la isla en un punto de referencia a nivel cultural y paisajístico en el que las tradiciones se conservan intactas con el paso del tiempo.