Carlos Jesús Pérez Simancas
Llevo días leyendo algunos post sobre el «error» que significó no haber sido derrotados por Nelson. Y que la «union Jack», no ondeara sobre nuestras cabezas. A esa gente les diré varios datos que espero que le sirvan de reflexión, (ojo, yo no poseo la verdad absoluta, sólo datos):
-En realidad los anglosajones hicieron una verdadera política de exterminio. No hay comparación posible con el tratamiento que vivieron los indios en la América española frente a la de los ingleses. De hecho, mientras que en Estados Unidos solo hay un 1% de población indígena y «mestiza», y en Canadá un 4%, en Honduras es el 96%, Ecuador el 92%, Bolivia el 88%, México y Perú el 85%, Nicaragua y Guatemala un 82%.
-Los aborígenes en Australia llevaban aproximadamente 60.000 años cuando los primeros ingleses desembarcaron en 1770. De 300.000 a 750.000 aborígenes habitaban el continente, pero en 1911 (123 años después de los primeros asentamientos ingleses), solo quedaban 31.000 aborígenes.
-Los ingleses declararon que Australia era terra nullius, es decir, sin habitantes humanos, y así justificaron el despojo de las tierras indígenas y el saqueo del continente. Arrebataron las tierras fértiles y arrojaron a los aborígenes a las zonas áridas del interior.
-Linda Burney, nacida en 1957 y primera diputada aborigen en el parlamento del estado más poblado de Australia, resumió el trato británico, a su pueblo así, hace una década en el parlamento australiano: “Durante los primeros 10 años de mi vida, como todas las personas indígenas en aquella época, yo no era una ciudadana de este país. Nosotros existíamos bajo la Ley de Flora y Fauna de Nueva Gales del Sur”. Sí, los indígenas australianos hasta 1968 estaban protegidos por la ley de parques. Su consideración era la misma que un koala o cualquier otra alimaña salvaje.
A pesar de que la investigación histórica ha barrido muchos tópicos, la leyenda negra sobre España se resiste a desaparecer, dispuesta siempre a rebrotar cuando la ocasión lo permite (V centenario del descubrimiento de América, bicentenario de la independencia de las excolonias españolas, etcétera). La imagen negativa de España y la actitud derrotista de los españoles ante su propia historia persisten
Algunos datos más:
– Durante casi 4 siglos, mientras Europa se desangraba en guerras infinitas, la América Hispana, una vez pacificada, apenas vió guerras, ni siquiera civiles.
-Después, cuando llegó la independencia, en el siglo XIX, las naciones hermanas hispanoamericanas emprendieron largas series de guerras entre ellas, entre vecinos que hablaban la misma lengua y tenían la misma religión y similar historia. Además, pueblos enteros de indios que habían sido protegidos durante siglos por la Corona española fueron exterminados por las nuevas repúblicas independientes (caso de Argentina por ejemplo).
-Al contrario que algunas fuerzas coloniales que solo buscaban saquear recursos, los españoles levantaban ciudades, estructuras y aportaban tecnología en beneficio de todos.
Los españoles aportaron a América la urbanística planificada, que originó ciudades Patrimonio de la Humanidad como Potosí y Sucre, en Bolivia; Cartagena de Indias y centro histórico de Santa Cruz de Mompox, en Colombia; ciudad vieja de La Habana y sus fortificaciones, Trinidad, centro histórico de Cienfuegos, centro histórico de Camagüey, en Cuba; Viejo San Juan, en Puerto Rico; centros históricos de Quito y Cuenca, en Ecuador; centros históricos de México, Oaxaca, Puebla, San Miguel de Allende, Guanajuato, Morelia, Zacatecas y Campeche, en México; distrito histórico de Panamá; centros históricos de Cuzco, Lima y Arequipa, en Perú; Antigua Guatemala, en Guatemala; Coro, en Venezuela, y otras muchas ciudades coloniales construidas por los españoles y que hoy son candidatas a figurar en la lista de la Unesco: Salta, en Argentina; Villa de Leyva, en Colombia, etc.
-España llenó de hospitales América, y es una verdad histórica. En ellos se curaban blancos y negros, indios y mulatos.
Resumiendo: Es importante resaltar las diferencias entre el modelo colonial inglés y el español, una empresa muy loable, bien defendida por los desmitificadores de la leyenda negra española, pues estamos ante dos modelos coloniales con diferencias sustanciales, Borja Cardelús escribía en el prólogo de uno de sus libros: “España traslada (a América) toda una estructura de Estado: llama “provincias” a sus posesiones y crea una compleja estructura administrativa de virreinatos, gobernaciones, capitanías, cabildos; construye ciudades y pueblos, caminos, monumentos, puentes; funda iglesias, hospitales, misiones; traslada colonos, frailes, soldados, funcionarios. Es el último imperio según el modelo clásico.”
Al contrario, tenemos el modelo anglosajón, heredados de las tribus bárbaras detrás de las fronteras del Rhin. Ellos tienen como rasgo fundamental el de no mezclarse con la población aborigen del espacio conquistado, algo que siempre caracterizó al imperio inglés, reacio al mestizaje, colonizando Norteamérica en familia, al viajar los colonos siempre con sus esposas, y confinando en reservas a la población nativa. Esta característica privaba a la población nativa de las ventajas y de la tecnología que traían consigo los nuevos ocupantes. Esto no haría sino aumentar la xenofobia hacia aquellos que eran distintos, a los que se les apartaba, o peor aún, exterminaba.
Por lo tanto, somos fruto de la conquista. Del choque de dos culturas, de dos pueblos donde prevaleció el más fuerte. No podemos juzgar con el presentismo de hombres y mujeres del siglo XXI. Somos el resultado de ese mestizaje para bien o para mal. Quizás si hubiera venido otro, no tendríamos nuestro Silbo Gomero, las chácaras, el sirinoque o el tajaraste. No comeríamos gofio y hablaríamos con un acento dulce y suave. De haber entrado los ingleses,seríamos otra cosa. De ser Australia Nueva Zelanda o EEUU seríamos una población que no se diferencia de ningún pueblo del norte de Europa. De ser como las Bahamas seríamos una población mestiza y subyugada a los poderes blancos, de ser como Nigeria, en fin, sólo tienes que buscar en la sección de noticias. Todas estas fueron colonias británicas, todas con un denominador común, el desprecio absoluto por las poblaciones indígenas. Desde México a Argentina, pasando por Canarias y llegando a Vizcaya somos un pueblo mestizo que nos parecemos más de lo que creemos. Al menos tenemos el mismo complejo de inferioridad. Querer que Nelson ganara es lo mismo que ir y mear en la tumba de tus ancestros. Ellos no quisieron ser británicos, ellos sabían quienes eran sus enemigos. Y ¿Tú? ¿Sigues creyendo que es el mismo que habla, piensa, ve la vida y cree en el mismo Dios que tú?
Piénsalo…
Gracias por leerme.