Faltan tres días, el lunes 15 a las siete de la tarde se abre la primera muestra de este viaje. La obra de treinta y dos artistas llena las salas de La Casa de Colón.

En estos días de montaje, de prisas y agobios, de ajustes y de elección de alturas, de quién con quién, la sala es un caldero en efervescencia, algún nervio pero sobretodo, sonrisas y pasión viendo todo lo que hay. Barcos, perros, mar, niños, mujeres de madera, sirenas, superhéroes, papel higiénico, colores, muertos, sueños, trabajo y esperanza, mucha esperanza.

Este artículo pretende ser un estímulo más para ver esta muestra. Realmente merece la pena el recorrido por la creación de tantos artistas. Decididos a dar la vuelta a la condición de victimas, comenzamos a trabajar juntos hace un año, con la incertidumbre, la soledad y el miedo. Siendo testimonio de nosotros mismos, sin querer liderar nada, solo haciendo de nuestro trabajo la herramienta de conexión, el catalizador de nuestra rebeldía. Y de ahí ha surgido la tragicómica imagen de la muerte de una limpiadora, como particular homenaje a todos los sanitarios, ¡A todos! Y especialmente a los que fortalecen con su esfuerzo la labor de especialistas, dirigentes, enfermeras, todo el sistema.

RITA, SIN NOVEDAD EN EL FRENTE

Buscamos en la memoria, los barcos hechos desde la juventud, los poemas escondidos durante tanto tiempo, la mirada irónica, el color en toda su gama, las sombras, las viñetas con héroes y sin ellos, la belleza en cada cosa y sin olvidar la transgresión.

En este mes, estaremos en La Casa de Colón desde el lunes 15 de marzo hasta el 16 de abril, les animo y les invito a ser viajeros con nosotros, a contemplar, gozar, reflexionar, aspirar el viento que envuelve las salas y dejarse llevar.

Hay algunas constantes que sobrevuelan la muestra, la isla, La Gomera con su magia, su peso y su belleza.

Que sea la casa, el refugio seguro de todos y que puede ser el lugar donde artistas de todo el mundo encuentren su sitio para crear en libertad y con seguridad, sanitaria y de todo tipo.

Otra constante, el orgullo de crear. Hemos demostrado que el confinamiento puede servir para fortalecernos, sin menospreciar el drama y la tragedia que ha significado para tanta gente. Lloramos, nos duele pero seguimos intentando ser hombres y mujeres vivos y luchadores frente a condiciones muy adversas.

Hemos descubierto a otros que vivían a nuestro lado y no sabíamos ni lo que hacían, ni ellos de nosotros.

Creo que son suficientes argumentos para visitar en estos días La Casa de Colón y después dar un paseo por la avenida y ver el mar o tomar un café o una cerveza.

Y mirarnos a los ojos y alegrarnos de vivir si lo que vimos nos emocionó de alguna forma.

¡Bienvenidos! Pasen y disfruten.

Texto: Benjamín Trujillo 

Foto: Eduardo Castro