La renta media de alquiler en Canarias fue de 837 euros mensuales en diciembre de 2020, lo que supone una caída del 7,9% en comparación con el mismo mes del año anterior, según el informe anual de precios de alquiler de pisos.com.

Por provincias, en Las Palmas el precio fue de 895 euros (-4,48%), siendo en Las Palmas de Gran Canaria de 856 euros (-11,26%); mientras que en Santa Cruz de Tenerife el coste es de 807 euros (-6,82%), estando en la capital en una media de 813 euros (-8,86%).

Mientras, en el conjunto de España, la renta media de alquiler fue de 980 euros, lo que representa una subida del 1,45% en comparación con el mismo mes del año anterior, pero una caída del 0,8% respecto al tercer trimestre.

Entre las regiones más caras para vivir se situaron, en diciembre de 2020, Madrid (1.611 euros al mes), Baleares (1.369 euros) y Cataluña (1.272 euros), mientras que Extremadura (466 euros), Castilla-La Mancha (544 euros) y Galicia (601 euros) fueron las más económicas.

Por otro lado, Andalucía (+8,7%) destacó por ser la comunidad donde más subió el precio del alquiler respecto a 2019, mientras que Canarias fue donde más descendió (-7,9%).

El director de estudios de pisos.com, Ferran Font, ha remarcado que el mercado del alquiler ha vivido un año «convulso» y que las «abultadas mensualidades» que arrojaban las capitales de primera línea se «desinflaron» suavemente al tocar techo, pero la irrupción de la pandemia aceleró los recortes.

«Las restricciones a la movilidad tocaron de lleno a este tipo de arrendamiento, con el consiguiente volcado a la oferta residencial», ha remarcado Font, que apunta que la expansión del teletrabajo ha hecho que los inquilinos no tengan que vivir cerca de sus oficinas, lo que ha trasladado la demanda a la periferia.

A corto plazo, Font piensa que la limitación de las rentas del alquiler a nivel nacional podría alterar el equilibrio del mercado si el respeto a los indicadores propuestos pasa de recomendación a obligación.

También ha subrayado el momento económico «tan delicado» que viven muchas familias. «Las dificultades financieras complicarán el pago de las rentas, por lo que no se descarta un aumento de la morosidad», ha dicho.

Por otro lado, considera que una parte de la demanda compradora retrasará su decisión por prudencia, estirando su permanencia en viviendas de alquiler hasta que el entorno sea más seguro.