Las amapolas son las plantas más bellas que existen. En el pasado, como hoy, sirven como fuente de inspiración para los artistas, como demuestran la obra de Claude Monet, titulada precisamente Amapolas, o el poema ¿Mi amor? del clásico escritor Antonio Machado. Sus flores son tandelicadas que los pétalos son arrastrados por el viento en cuanto sopla una mínima brisa, pero no por ello dejan de brotar una tras otra durante toda la primavera, creando así los campos más bonitos que vas a poder ver jamás. 

A veces, sucede que te pueden gustar tanto, que puede que quieras que los demás puedan disfrutarlo. Y eso justamente lo que hizo la embajada de España en Japón. Publicó en su perfil de Twitter una foto de un campo de Zamora en la que aparecían el castillo, la catedral y la muralla. En apenas un día, ya había recibido más de 500 likes. Aunque la zona es muy visitada cada primavera, teniendo en cuenta que este año está siendo bastante especial en todos los sentidos, poco después de la publicación en la red social comenzaron a concentrarse muchas más personas de lo normal. 

El problema es que ese terreno forma parte de una finca cuyos propietarios son personas que, según sus nietos, podrían haber tenido una peor salud si los visitantes hubiesen seguido siendo tan numerosos. De hecho, terminaron por segar la hierba, dejándola sin una sola flor. Pero, ¿por qué?

La amapola no es una mala hierba

O tal vez sí. La cuestión es que la amapola es una planta de muy rápido crecimiento, que podemos ver en cualquier tipo de terreno. Su nombre científico es Papaver rhoeas, y es pariente cercano de la adormidera (Papaver somniferum), aunque no tiene los mismos usos. Y es que, mientras la adormidera se emplea para elaborar calmantes, la amapola silvestre puede consumirse sin problemas. Por ejemplo, las hojas verdes y frescas son excelentes para hacer ensaladas; las semillas se usan mucho como condimento y en bollería, y los pétalos son muy apreciados para hacer siropes.

Pero para los agricultores no es bienvenida en su jardín o huerto. Nunca lo ha sido. Motivos no les falta: si te despistas, encuentras amapolas creciendo en cualquier rincón. Se mezcla fácilmente con otras plantas, hasta el punto de que a veces no sabes si lo que estás arrancando es amapola u otra flor.

Sin embargo, es interesante saber que su ciclo de vida dura unos pocos meses. A finales del invierno es cuando empiezan las plántulas a brotar, y hacia el mes de mayo producen sus flores. Estas duran poco, unas tres semanas aproximadamente. Pasado ese tiempo, los pétalos se caen dejando todo listo para que una nueva generación aparezca. Esta estará en los frutos, los cuales liberarán las semillas, que germinarán en primavera… reanudando así el ciclo.

¿Por qué debes tener amapolas en el jardín?

Las amapolas parece que escasean. Cada vez es más difícil verlas. Seguramente el uso masivo de insecticidas tenga algo que ver, así como la, a veces, excesiva urbanización de las zonas verdes. Por eso es que estas plantas deberían de aparecer más en nuestros campos, y por supuesto también en los jardines, tanto públicos como privados.

Su altura apenas llega al metro, y sus tallos son tan delgados que podrás cultivarlas, incluso, en una maceta si no quieres tenerlas en el suelo. Con ponerlas en una exposición soleada y regarlas de vez en cuando, se consiguen muchas cosas. Es más, al tratarse de una planta silvestre, originaria de toda Europa y de Asia, ayudas a que los insectos polinizadores, como las abejas o las mariposas, puedan alimentarse y, por consiguiente, también descansar un poco durante sus vuelos… en tu jardín. Es decir, que si tienes otras plantas que necesites polinizar para cosechar sus frutos, con el solo hecho de tener algunas amapolas vas a ver cómo logras alcanzar tu objetivo sin hacer prácticamente nada.

Lo más interesante es que no requieren de ningún tipo de abonado, ni poda. Se pueden abonar, por supuesto, pero no es obligatorio. Estas plantas crecen hasta en suelos pobres, así que solo tendrás que preocuparte de que los rayos del sol incidan sobre ellas de forma directa.

Por todo esto, las amapolas son hierbas que merecen cultivarse, para que puedan seguir siendo protagonistas de lo más bonito que tenemos como humanos: la capacidad de expresarnos de mil y una formas.