Palacio de Justicia de Santa Cruz de Tenerife. / CADENA SER

El acusado de asesinar a sus padres y a su abuelo el 23 de marzo de 2018, Ricardo O., ha reconocido este jueves que se arrepentirá el resto de su vida de los hechos y que siempre los tendrá en su cabeza, y ha señalado que su «fallo» fue regresar a la casa familiar y no pedir ayuda externa.

Durante la cuarta y última jornada del procedimiento oral en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, la fiscal, la acusación particular y el abogado defensor han repasado todas las pruebas y testimonios que se han esgrimido desde el lunes, a falta de que el jurado popular emita este viernes su veredicto.

«Aunque reconozco que lo que hice fue atroz, espero que algún día se sepa toda la verdad, porque a mí me enseñaron que una verdad a medio contar es peor que una mentira», ha asegurado el encausado, que ha ejercido así su derecho a la última palabra.

Ricardo O. ha dicho que los agentes de la policía que han atestiguado a lo largo del procedimiento le tienen «especial inquina» y que durante el vídeo de reconstrucción de los hechos comentó dónde estaba la marihuana en su cuarto, pese a que la inspección ocular no lo reportó.

También se ha mostrado esperanzado en que los psicólogos forenses recogieran finalmente sus relatos de cuando tenía 15 y 16 años porque les mencionó durante las entrevistas entre abril y mayo de 2019, más de un año después de los hechos, distintos episodios de su infancia, «desde el principio hasta el final».

ha insistido en que él tenía «un futuro» en el baloncesto porque, según ha alegado, se le ha juzgado durante la causa en ese aspecto: «mi entrenador me llevó a entrevistas con ojeadores».

La fiscal ha mantenido su versión inicial de que Ricardo O. cometió un asesinato porque concurrieron las características de alevosía y ensañamiento, y «especial vulnerabilidad» en el caso del abuelo.

Así lo han reflejado, a juicio de la fiscal, las pruebas periciales: las decenas de heridas en el cuerpo de los padres, por la cabeza, la cara, el pecho, el tórax, el abdomen, los hombros, muñecas, cara interior de las manos, que produjeron sufrimiento y agonía en ambas personas, hasta la muerte final.