El Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Canarias, con motivo de la celebración del Día Mundial del Párkinson mañana sábado, 11 de abril, quiere sumarse a la campaña solicitando para los afectados una mayor investigación, un diagnóstico temprano, así como un adecuado tratamiento multidisciplinar para los pacientes que integre la fisioterapia en cada fase de la enfermedad.

El párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuentemente diagnosticada. Su prevalencia es similar en hombres y mujeres, entre 200 a 400 casos cada 100.000 habitantes, lo que en Canarias se traduce en una horquilla que oscila de los 4.250 a los 8.500 pacientes. El 70% de los afectados tiene más de 65 años, aunque estudios recientes reflejan que un 20% de los pacientes con esta patología tiene menos de 50 años, e incluso puede llegar a aparecer en la adolescencia e infancia.

El diagnóstico del párkinson es tardío en bastantes de los casos, ya que en los comienzos apenas hay síntomas físicos y cuando estos se evidencian la mayoría de las veces se ha perdido ya más de un 60% de las neuronas que se encargan de las vías dopaminérgicas.

La Fisioterapia no da resultados inmediatos. Es una carrera de fondo y se debe adaptar a cada fase de la enfermedad. La labor multidisciplinar y una buena comunicación entre los distintos profesionales (médicos, logopedas, terapeutas, fisioterapeutas, psicólogos…) en colaboración con familiares y cuidadores, mitiga en gran medida las consecuencias de la patología.

El ejercicio terapéutico, la educación para la salud y otros tratamientos propios de la disciplina hacen que la fisioterapia ayude al paciente a tener una mayor autonomía, un mejor control postural y una mayor estabilidad intentando mantener, en la medida de lo posible, las capacidades físicas y motoras.

En este periodo de confinamiento es especialmente importante luchar contra el reposo y el sedentarismo, los peores enemigos de los afectados de párkinson. La vida cama-sillón potencia cada uno de los síntomas de la enfermedad (rigidez, temblor de reposo, lentitud de movimientos, dificultades para tragar y articular palabra, estreñimiento, postura encorvada…).