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No cometer dos veces el mismo error

La enfermedad y el sufrimiento saca a veces lo mejor de las sociedades. En estas semanas de incertidumbre y de alarma estamos observando cómo muchas personas están ofreciendo lo mejor de sí mismas superando el desconcierto.

Hay que decir la verdad: ninguna sociedad está preparada para afrontar una pandemia como la que está enfrentando el mundo en estos momentos. Hay quienes dicen que en países como Italia o España se ha reaccionado tarde y mal ante el Covid-19. Es probable que tengan razón en que las autoridades sanitarias no supieron evaluar con prontitud los efectos letales de esta nueva enfermedad. Pero no es una excepción de nuestros países. Les ha ocurrido a todo el mundo, desde China a Estados Unidos. Hasta que los expertos empezaron a poner encima de la mesa las cifras de millones de muertes, si no se atendían los casos más graves, los gobernantes de las grandes potencias no se dieron cuenta de que este coronavirus era una amenaza mucho mayor de la que habían pensado.

Pero hay que aprender de la experiencia. Lo que no podemos hacer es cometer el mismo error en materia económica: no podemos llegar tarde con las medidas que se tomen para salvar a gente de una crisis segura. Y no debemos quedarnos cortos en la evaluación de los daños y sobre todo en las actuaciones paliativas.

El aislamiento social necesario que ha decretado el Gobierno de España para contener la expansión del virus tendrá unas consecuencias por ahora incalculables en la actividad económica de todo el país. En el caso de Canarias estamos hablando de la reducción drástica de las conexiones aéreas y marítimas con Península, del cierre de todos los hoteles de las islas y de una gran parte de la actividad empresarial. O lo que es lo mismo, estamos hablando de decenas de miles de personas que se van a quedar sin trabajo, de familias que se van a quedar sin ningún tipo de ingreso, al borde de la pobreza y la exclusión social. Y todo esto va a ocurrir cuando aún estamos padeciendo las heridas que nos dejó la gran crisis económica que muchos no han terminado de superar.

Lo importante ahora mismo es contener la expansión del virus, para salvar miles de vidas. El Gobierno quiere que las camas hospitalarias disponibles sean suficientes para ir atendiendo a los contagiados que se vayan produciendo en el tiempo. Pero a la vez que impedimos que la gente muera por el coronavirus tendremos que evitar que se muera de hambre. Porque el panorama al que nos enfrentamos en sitios como Canarias es muy malo.

Es necesario que  Canarias utilice el superávit presupuestario para dedicarlo a gasto social, ahora que la Unión Europea ha autorizado a flexibilizar la regla de gasto de sus estados miembros. Sin embargo, considero insuficiente que sólo se autorice a que las administraciones locales gasten un 0,8% de los recursos que disponen en los bancos. Creo que los planes que el Gobierno ha puesto en marcha son la primera medida de las muchas que vamos a tener que tomar para impedir el desmoronamiento de nuestro estado del bienestar. Pero solo la primera, porque no va a ser suficiente para contener los daños que nos va a causar el “cero económico” en que se ha puesto a todo el país.

No sabemos, porque es imposible saberlo, cuánto tiempo van a estar vacíos los hoteles de nuestras islas. Ni los daños que vamos a sufrir cuando el sector intente volver a abrir sus puertas. Pero lo que sí sabemos es que el turismo es el motor que mueve nuestra economía, el que nos permite facturar cada año quince mil millones de euros y el que compensa nuestra balanza comercial. El que nos permite vivir como vivimos, porque tira de todos los demás sectores económicos. Si no funciona nuestra economía, si se produce un aumento del paro y una pobreza sobrevenida, las administraciones públicas sufrirán una caída de los ingresos justo en el peor momento:  en el momento que tendrán que hacer el mayor esfuerzo para rescatar a las personas de la pobreza.

En islas como La Gomera, hemos elegido un modelo de crecimiento alejado del turismo de masas y mucho más equilibrado. Nuestros sectores agrícola y comercial están dimensionados para un consumo más sostenible y probablemente en nuestro caso los efectos de la recesión económica serán menores. Pero formamos parte indisoluble de una misma realidad y si Canarias sufre, todos, tarde o temprano. sufriremos de la misma forma.

Estamos en un momento definitivo. Uno en el que nos jugamos el mantenimiento del estado del bienestar. Y por eso debemos echar mano de todos los recursos disponibles, de hasta el último euro, para impedir que nadie quede abandonado a su suerte.  El Gobierno de Canarias tiene que ponerse al frente de un “estado de alarma” contra la pobreza sobrevenida y en la defensa, ante Madrid y Bruselas. de que las Comunidades más pobres y más afectadas, como es el caso de Canarias, necesitan de una actuación extraordinaria ante unas circunstancias extraordinarias. Hasta el último euro disponible tiene que emplearse en salvar vidas. Cuanto más tiempo tardemos en comprenderlo, más tiempo estaremos perdiendo.

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