El Cabildo de La Gomera informó, este martes, de las tareas de recuperación del Lagarto Gigante. Unas labores que se realizan en el centro ubicado en Valle Gran Rey y en el que se crían en cautividad a 400 ejemplares, de los que 70 corresponden a nuevos nacimientos. La Gallotia bravoana, como se conoce a esta especie, sigue catalogada como el reptil más amenazado del mundo, de ahí que la Institución continúe con las tareas de recuperación y programación de nuevas sueltas.

En este sentido, el consejero de Medio Ambiente, Héctor Cabrera, explicó que el principal objetivo para este año es disponer de nuevas áreas de suelta en las que la reintroducción tenga mayores garantías de éxito, así como dimensionar el actual terrario para que el espacio dedicado a la preparación de las sueltas disponga de mayor tamaño. “Estamos dando los pasos para que estas medidas se materialicen, mientras que se continúa con la preparación de 120 ejemplares para su puesta en libertad”, explicó.

Otras de las medidas anunciadas este martes es la creación de un censo de la población natural ubicada en el Risco de La Mérica, para lo que se avanza en un proyecto global que contemple otras actuaciones en este entorno, y que se sacará a licitación en 2020. “Se trata de conocer, in situ, el número real de ejemplares que están en este espacio, incluyendo estos datos en las bases que ya disponemos sobre las sueltas realizadas”, apuntó.

Balance positivo en los últimos 18 años

Desde que se descubriera la especie, la evolución de los nacimientos ha sido positiva. Si en el año 2001 se produjeron solo tres nacimientos, actualmente la cifra no baja de los 70 nuevos ejemplares cada año, lo que permite una planificación anual para la reintroducción paulatina que comienza con un proceso de adaptación que se alarga hasta los 4 o 7 meses, tiempo en el que se crían en un terrario interior con control lumínico, temperatura regulada, junto a ciclos nocturnos y diurnos.

Habitualmente, el peso de un lagarto en su nacimiento no supera los 3,6 gramos y una longitud de 50 milímetros. No obstante, esta dimensión llega hasta los 400 milímetros en su etapa adulta. La alimentación que reciben está basada en fruta, verduras, alfalfa e insectos, de tal forma que los ayude a su adaptación, ante su salida del sistema de cría en cautividad.