El Gobierno de Nicolás Maduro ha declarado este miércoles persona non grata al embajador de Alemania en Caracas, Daniel Martin Kriener, por «sus recurrentes actos de injerencia en los asuntos internos del país» y le ha dado 48 horas para que abandone Venezuela.

En un comunicado, el Ministerio de Exteriores venezolano ha tachado de «inaceptable que un representante diplomático extranjero ejerza en su territorio un rol público más propio de un dirigente político en clara alineación con la agenda de conspiración de sectores extremistas de la oposición venezolana».

Alemania es uno de los muchos países europeos que han reconocido al presidente de la Asamblea Nacional, el opositor Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela con miras a que lleve al país a la celebración de nuevas elecciones presidenciales.

En este sentido, el embajador alemán ha participado en encuentros con Guaidó, que se autoproclamó «presidente encargado» el pasado 23 de enero. El último de estos encuentros se produjo el martes en la residencia del embajador español en Caracas, Jesús Silva, y en él participaron los embajadores de España, Francia, Alemania, Portugal, Rumanía, Países Bajos, Estados Unidos, Canadá y Chile, según fuentes diplomáticas españolas.

En opinión del Ejecutivo de Maduro, las actividades que Kriener ha realizado «contravienen normas esenciales que rigen las relaciones diplomáticas», al tiempo que ha recordado que el servicio jurídico del Parlamento alemán ha considerado que la postura adoptada por el Gobierno de Angela Merkel en lo relativo a la crisis venezolana «constituye un acto de ‘injerencia ilícita’ en asuntos internos».

MENSAJE PARA EL RESTO DE PAÍSES EUROPEOS

Así las cosas, el Gobierno venezolano ha dejado claro que como país «libre e independiente», no admitirá «acciones de representantes diplomáticos que impliquen intromisión en asuntos de competencia exclusiva del pueblo y de las autoridades del Estado venezolano».

Por último, el Ejecutivo que encabeza Maduro ha expresado su «disposición de mantener una relación de respeto y de cooperación con todos los gobiernos de Europa, para lo cual será indispensable que adopten una actitud de equilibrio constructivo que, lejos de alentar cursos golpistas y violentos, faciliten una solución pacífica y dialogada entre los actores políticos venezolanos».