El candidato de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, sigue los resultados de las elecciones, en el centro de Convenciones de Bruselas en Bélgica STEPHANIE LECOCQ / EFE

Carles Puigdemont ha conseguido imponerse a Oriol Junqueras y afianzar la posibilidad de un Gobierno de nuevo en manos de los independentistas. Los resultados electorales de este convulso 21D han dejado las cosas muy lejos de las aspiraciones de un Partido Popular que impulsó los comicios con la fuerza del artículo 155 de la Constitución y se sitúa ahora en el furgón de cola de la política catalana y al borde de convertirse en una fuerza residual.

El bloque independentista ha conseguido los apoyos suficientes para mantener la mayoría absoluta y retornar al poder en el Govern, siempre y cuando la CUP no ofrezca sorpresas sobrevenidas. La suma de fuerzas de las tres formaciones les otorga la posibilidad de ocupar 70 escaños en un Parlament en el que la mayoría está señalada en el escaño 68.

El resultado de Junts Per Catalunya se ha convertido en la gran sorpresa de la noche y aparca el debate instalado en el bloque independentista sobre a quién le tocaba ahora liderar el Govern. Si las relaciones entre ambas formaciones se recuperan será la formación de Puigdemont quien ofrezca un nombre para el debate de investidura.

La presencia de Puigdemont en Bélgica dificulta sus aspiraciones para recuperar la presidencia. Si el el candidato de JXC cruza la frontera será inmediatamente detenido y puesto a disposición judicial.

En Ciudadanos, mientras tanto, han vivido la jornada en clave de fiesta. Con Albert Rivera al frente de la celebración, la formación liderada en Catalunya por Inés Arrimadas ha conseguido convertirse en la primera fuerza en votos y escaños (25% de los votos y 36 escaños). Sin embargo, Ciudadanos no podrá articular ningún Gobierno en torno a su éxito, a no ser que en el otro bloque estalle la discordancia.

La noche deja otro gran titular en clave de sonora derrota: el Partido Popular pierde siete escaños y se queda en el último puesto del podium parlamentario. Su nueva situación (menos del 5% de los votos y solo 4 escaños) sitúa al borde de la irrelevancia al principal impulsor de unas elecciones, convocadas por mandato constitucional.