Dos personas que sienten atracción mutua desprenden tensión sexual. Esta tensión es muy importante en una buena seducción, pero ¿qué pasa si esa atracción irresistible se convierte en un “mira pero no toques”? Pues que podría convertirse en una auténtica locura.

Imagínate que todos los días pusieran delante de ti, tu plato favorito y segundos después te lo quitasen. Y así día tras día, ¿no te sentirás frustrado por no poder probarlo?

Pues así es cómo funciona en el terreno sexual. Estás tranquilamente conversando con un compañero de trabajo y te empiezas a sentir atraída por su forma de sonreír y de cómo te  mira. Al principio no lo tienes claro, pero poco a poco tus sospechas se confirman. Él también siente algo por ti. Te desea.

Y ahí empieza el episodio de decidir si dar rienda suelta a tus deseos carnales o tratar de evitar esa atracción no consumada, aunque siempre puedes consumarla en https://pe.skokka.com o https://cl.skokka.com.

Según un reportaje publicado en Quo sobre qué activa la “TSNR”, señala que el mecanismo cerebral responsable de producir ese deseo sexual, se encuentra en el área tegmental ventral que libera dopamina, una de las hormonas del placer, que estimula cuatro puntos del cerebro (el núcleo accumbens, el septum, la amígdala y la corteza prefrontal).

¿Cómo detectarla?

Para salir de dudas de si realmente esa persona siente la misma atracción, también informa acerca de las manifestaciones físicas que lo hacen visible:

  • Aumento del flujo sanguíneo que hace que se contraigan las venas de la región abdominal, lo que ocasiona una sensación similar a un cosquilleo en el estómago.
  • Es habitual sentir taquicardia, respiración entrecortada y enrojecimiento.
  • En la mujer, la vagina se lubrica y los pezones se ponen firmes.
  • En el hombre, mayor sensibilidad en los testículos y el perineo, y erección del pene, que puede aumentar hasta 3 veces su tamaño.
  • Las pupilas se dilatan. Este es un signo muy evidente y con gran poder de atracción para el sexo opuesto.
  • El cerebro recibe esta tensión activando el sistema límbico, que es el área que regula tanto el placer como el dolor.