Francisco Javier González

El jueves de la pasada semana, regresando de Xátiva y Denia a Benidorm, dispuesto a cenar en el Hotel Bali, el amigo Carlos Fernández Felipe, palmero de las Breñas –Baja y Alta-  y cultivador de excelentes vinos como todos los del Hoyo de Mazo, veterano militante socialista en el PSOE, partido con el que llegó a ser Vicepresidente del Cabildo palmero y de la Mancomunidad Interinsular y hombre de la Lucha Canaria –fue de los fundadores del BALTA y Presidente de la Federación Insular palmera- móvil en mano, me dio una noticia que me amargó la cena.  Me enseñó una nota de “El Diario.es” con un titular que decía: Fallece a los 84 años el catedrático emérito de la ULL Alfredo Mederos Pérez.

Alfredo Mederos. Imagen remitida por el autor del artículo
Alfredo Mederos. Imagen remitida por el autor del artículo

He tenido la enorme suerte de tener muy buenos profesores que, transcurridos los años, han pasado también a ser amigos: la mayoría de ellos,  habitantes hoy de la memoria y el recuerdo, considero que, como creían nuestros antepasados, han regresado de los Montes Claros convertidos en “Machiales” para enseñarnos con su ejemplo pretérito. Allí tengo a muchos que tuve de  maestros en todo el enorme y bello sentido de esa palabra, como D. Benito Rodríguez Ríos, D. Antonio González, D. Jacinto Alzola, D. José Balcells Pinto, D. Ramón Rojas, D. Jesús Maynar, D. José Antonio Padrón, Dª Mercedes Machado….. a los que ahora, tristemente, se ha sumado D. Alfredo Mederos Pérez.

Alfredo Mederos fue, con José Antonio Padrón, mi profesor en Prácticas de Química Inorgánica. Como profesor, mi trato con él fue, pues, breve. Ambos nos iniciábamos. Yo como imberbe alumno y él como profesor ayudante de D. Benito, a quien terminó sucediendo en la Cátedra y en la brillantez profesional. Por ello, coincidíamos obligatoriamente en las clases, pero  también en aquellas hermosas jornadas de Lucha Canaria de los fines de semana en que, como buenos aficionados, disfrutábamos mutuamente de otro plano existencial diferente. A lo largo de los años muchos fueron los Terreros en que coincidimos, incluyendo al Club de Lucha Universidad.

En el curso 1964-65, terminando yo la carrera en la Complutense madrileña, junto con mi esposa, participamos activamente en la lucha estudiantil contra la dictadura fascista española. Ese año 65, por el apoyo que prestaron a las manifestaciones del 24 y 25 de febrero, la represión franquista se extendió a muchos de nosotros y a profesores como los emblemáticos Tierno Galván, García Calvo y López Aranguren, que fueron expedientados tras aquellas manifestaciones y, al terminar el curso, en agosto, expulsados “definitivamente y a perpetuidad” de la Universidad española, “perpetuidad” que en realidad duró 10 años. Según me contó el propio Alfredo cuando compartimos tareas en la Junta Directiva del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en La Laguna en la etapa de la Huelga de Enseñanza del 71, fue con ese motivo, pidiendo firmas contra esa expulsión, por lo que comenzó su militancia antifranquista que siguió, primero en el PSP de Tierno Galván del que fue Secretario General y, luego y definitivamente, en el PSOE.

Buen científico, con centenares de comunicaciones, tesinas y tesis dirigidas en su departamento, esa apreciable labor profesional se queda, a mi juicio, pequeña ante su valía humana como hombre de este pueblo nuestro, afable, con la socarronería propia de los palmeros y la combatividad y el valor que siempre puso en su quehacer político. Nos lega su labor en la Recuperación de nuestra Memoria Histórica, no solo con los libros sobre la Represión y la Segunda República Española en la Isla de La Palma – trabajos que parece continuar su hijo al que, personalmente, no conozco pero al que doy, como a toda su familia, mis condolencias- sus conferencias por toda nuestra geografía y sus magistrales y valientes charlas radiofónicas en “San Borondón”.

En su etapa de Consejero en el Cabildo tinerfeño ocupó justamente el puesto que mejor  le cuadraba por herencia familiar, presidiendo la Comisión de Agricultura donde, además del impulso que de su mano tuvieron los sufridos hombres del campo, creó uno de los recursos más importantes en la mejora de nuestro agro: El Laboratorio de Cultivos in Vitro en la Escuela de Capacitación de Tacoronte en la bajada al Puerto de la Madera y el Pris.

Teníamos la afinidad que da el pensamiento y la acción de izquierdas pero diferente concepción en lo que respecta al futuro de esta nación canaria nuestra, lo que no fue nunca óbice para el mutuo respeto y afecto que nos profesábamos. La noticia, como dije, me amargó la cena del día que la conocí, pero me conforta saber que toda una vida como la de Alfredo no tiene desperdicio ni finaliza, tiene continuidad en la memoria de los que apreciamos el trabajo y la herencia que nos lega.

Ahul Alfredo. Espero que en algún momento futuro podamos seguir con nuestra luchada, cada uno en su bando y tendiendo la mano tras la agarrada, por esta pequeña patria heptainsular que compartimos. Será desde las estrellas que, a buen seguro, serán rojas y verdes.

Francisco Javier González

Gomera a 24 de noviembre de 2017