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El sonido más puro del Silbo Gomero

Lino Rodríguez, maestro silbador

Una vez que la supervivencia del lenguaje ancestral del Silbo Gomero parece garantizada, son otros los peligros que rondan a esta manifestación cultural única declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Por ejemplo, el intrusismo entre quienes imparten esta enseñanza, la proliferación del término silbo canario o de intereses privados que se lucran a costa de transmitir versiones adulteradas que poco tienen que ver con el modelo original. Algunas incluso a través de internet. Todo ello aprovechándose del interés y la importante demanda social que existe por conocer un particular lenguaje que despierta curiosidad e interés a partes iguales.

El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo Curbelo, señala que las instituciones tienen la responsabilidad de velar por la pureza de esta manifestación etnográfica. Rechaza de forma absoluta el uso del término silbo canario porque “ahora todo el mundo se apunta a silbar y a dar clases sin tener los conocimientos precisos”.

Casimiro Curbelo

Como diputado regional al de la Agrupación Socialista Gomera (ASG), Curbelo promueve una Proposición No de Ley (PNL) para que el Parlamento canario inste al ejecutivo autónomo a determinar los criterios académicos y curriculares que son precisos y exigibles a quienes impartan el Silbo Gomero. ¿Objetivo? Pues asegurar que se salvaguarde y proteja en su forma más pura y tradicional, para lo cual se deben fijar unas pautas determinadas de homologación.

En la PNL presentada en el Parlamento se recuerda que ahora lo esencial es mantener las formas del lenguaje tal y como llegó de los antepasados en cuanto a su complejidad, la estética o el posicionamiento adecuado de las manos. Con este fin es preciso que se imparta en los colegios “por medio de los métodos académicos y pedagógicos adecuados, para que este lenguaje propio no se pierda ni se transforme a través de su perversión por parte de personas que no sienten respeto por estas tradiciones”.

ASG considera que el problema del intrusismo se ha ido incrementando desde hace años por la inexistencia de controles adecuados y la falta de criterios académicos y curriculares que deben cumplir los que imparten esta modalidad.

Curbelo sostiene que el momento apropiado para tomar las medidas adecuadas es precisamente ahora cuando el Proyecto de Enseñanzas del Gobierno de Canarias pretende incrementar la presencia del Silbo en tercero y cuarto de la E.S.O. La propuesta contempla impartirlo en todas las Islas del archipiélago como parte de la potenciación de contenidos canarios en las escuelas. “Debemos aprovechar la oportunidad y trabajar en esta homologación, para velar que se imparta por profesores que realmente puedan certificar el nivel de conocimiento adecuado en este lenguaje”.

Desde el año 1993, el Gobierno canario ha ido emitiendo diversos decretos y órdenes para regular su impartición y su inclusión en las etapas educativas obligatorias, concretando contenidos e indicadores de evaluación. A ello se une la iniciativa impulsada desde el Cabildo de poner en marcha la Escuela de Silbo Gomero, la creación de un Museo en el Mirador del Cristo y la elaboración de un censo de silbadores.

El Parlamento pedirá que el Gobierno de Canarias haga caso de las recomendaciones de la comisión técnica del Silbo que se ha organizado entre el Cabildo Insular de La Gomera y la Consejería de Educación y Universidades. “Pero sobre todo, es preciso establecer los criterios que deben cumplir los formadores a la hora de impartir el Silbo Gomero, para que obtengan la certificación que los acreditará en el futuro”.

Homenaje

En esta línea de conservar un lenguaje ancestral, se enmarca también el reciente acuerdo del Cabildo de unirse al homenaje que el colegio Mario Lhermet de Hermigua llevará a cabo a uno de los silbadores más ilustres: Lino Rodríguez Martín. A sus 74 años este gomero nacido en el barrio de La Palmita en Agulo dice sin falsa modestia que la idea le parece bien y que si le dan este premio será porque se lo merece por su trayectoria. “Aunque seguramente no todo el mundo esté de acuerdo”, añade con ironía.

Junto con Isidro Ortiz o Eugenio Darias, forma parte del grupo de ilustres silbadores que han sido los auténticos artífices de que el Silbo haya llegado hasta nuestros días y de que en la actualidad el riesgo de desaparición sea remoto. Y eso que tal y como afirma, “hoy casi no hace falta porque todo el mundo tiene un móvil en su bolsillo. Pero antes era obligatorio y se hacía muy necesario. Entonces no había ni carreteras, ni coches. Por eso se mantuvo tanto tiempo”.

Durante aquellos años duros gracias a este particular lenguaje se consiguió salvar muchas vidas y comunicar noticias que iban desde lo más cotidiano a lo extraordinario. “Cuando se enfermaba una persona lo avisabas con el silbo y así se enteraban en Agulo antes de que llegara el enfermo”, indica. Rodríguez Martín también recuerda que en una ocasión vino a La Gomera un guardamontes que se tomó con mucho celo la lucha contra la tala furtiva de árboles, lo que suponía el medio de vida de muchas personas en una época marcada por la miseria. Y es que gracias a la venta de madera se hacía posible comprar luego alimentos tan esenciales como la sal o el aceite. Para evitar las multas que imponía el guardamontes, los silbadores se organizaron y colocaron estratégicamente en distintos puntos  de los barrancos desde La Palmita hasta Laguna Grande, avisando dónde estaba en cada momento el vigilante. “Por aquí anda el pájaro”, se transmitían unos a otros.

Pero el silbo también servía para comunicar asuntos más cotidianos como cuándo se iba a cavar la viña o las papas. Rodríguez Martín niega que alguna vez se hubiese producido un malentendido porque en caso de duda se recurre al socorrido: “no te entiendo” y el interlocutor repite la frase. A partir de los años setenta existió un riesgo cierto de perder este lenguaje pero gracias a la iniciativa de personas como él, se consiguió introducirlo en los colegios.

En principio lo impartía gratis durante los recreos con el fin de no interferir en las clases. Pero por suerte las autoridades entendieron el mensaje y partir de aquí se ha convertido en asignatura de las enseñanzas obligatorias de primaria y secundaria. Lino está muy satisfecho de los más de trescientos alumnos que ha formado durante los veinte años que participó a estas labores. Curiosamente, dice que las chicas son más “dedicadas” que los chicos, lo que atribuye a que éstos últimos prefieren jugar al fútbol o entretenerse de otra manera.

Pese a todo el esfuerzo llevado a cabo en estos años cree que aún existe riesgo de que se pierda esta tradición y que por lo tanto no debe bajarse la guardia. El homenaje que le hagan y que en principio tendrá lugar en septiembre, será una manera de mantener viva esta tradición.

La Isla en la que los hombres hablan silbando

El origen del Silbo Gomero, como el de otras tantas manifestaciones propias de la Isla, se enmarca en su lejanía y aislamiento. A ello habría que sumar la escarpada geografía insular con profundos barrancos que separaban caseríos y dificultaban hasta el límite de lo imposible las comunicaciones. Y fue así desde la época prehispánica cuando nace como elemento singular que permite salvar distancias y mantener el contacto entre los habitantes de la Isla.

El desarrollismo de las últimas décadas y el surgimiento de nuevos sistemas de comunicación casi convierte a esta manifestación cultural en un fósil y a punto estuvo de desaparecer. Pero el esfuerzo de varios gomeros por mantenerla viva consiguió garantizar su supervivencia y continuidad. Ya no era una necesidad, sino un reconocimiento de una de las particularidades más valiosas de La Gomera.  Es por ello que actualmente, el Silbo se sigue usando y son miles los gomeros que orgullosos lo practican, no solo para la comunicación diaria, sino en las fiestas y tradiciones religiosas.

El Silbo Gomero ha estado presente en los grandes y pequeños acontecimientos de la Isla desde tiempos inmemoriables. Por ejemplo, cuando se empleó para anunciar la muerte del conquistador, Guillén Peraza. La vinculación con La Gomera es tal que en torno suyo se ha creado la leyenda de una Isla en la que los habitantes se comunican mediante silbidos. Para demostrar la efectividad de esta lengua decir que con condiciones meteorológicas favorables, un mensaje puede llegar hasta 4 kilómetros de distancia, con lo cual podría recorrer la totalidad de la geografía insular si se silbara doce veces. Desde el punto de vista técnico se trata de una codificación del lenguaje que se reduce fonéticamente a 4 consonantes y 2 vocales, frente a las 22 y 5, respectivamente que existen en el español. Es adaptable a cualquier idioma y está considerado un lenguaje independiente y característico de la Isla. Al igual que la voz, el silbo de cada persona es diferente y propio, tanto por el sonido como por la forma de colocar las manos, lo que permite que un silbador sea identificado por su interlocutor. Por lo tanto, estamos ante un lenguaje único en el mundo basado en un sistema fonológico integrado por seis unidades que no varían y que permiten a través de sus combinaciones, por su tono, su interrupción o continuidad, transmitir palabras en lengua española.

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