Lejos queda aquella época en la que miles de mecheros se alzaban en llama para iluminar los recintos en los conciertos durante las canciones más románticas. El hecho de que muchísima gente haya dejado de fumar ha provocado que se sustituyese la romántica luz de los mecheros por la luz de nuestros teléfonos móviles. Sin embargo, esto no ha terminado de encajar, dando lugar a las pulseras luminosas.

Actualmente es habitual que cientos de miles de personas iluminen los recintos durante los conciertos mediante pulseras luminosas de colores. No se sabe a ciencia cierta cuál ha sido el inicio de esta moda, aunque es posible que todo desembocara a raíz de la última gira de Coldplay, en la que miles de pulseras fueron repartidas a la entrada del concierto iluminando posteriormente el pabellón por todos los asistentes.

El hecho es que a día de hoy es casi indispensable hacerse con una de estas pulseras para formar parte del público de nuestro grupo favorito si no queremos ser considerados “bichos raros”. Con este fervor no es de extrañar la proliferación de puestos a la entrada de los pabellones cuyo artículo estrella son estas pulseras luminosas, ni el auge de páginas web donde comprar este artículo tan preciado por los fans más forofos.

¿En qué consisten estas pulseras luminosas y por qué están causando tanto furor?

Pueden denominarse de diferentes maneras: pulseras fosforescentes, pulseras de neón, pulseras fosforitas o pulseras que brillan en la oscuridad. El caso es que, las llamemos como las llamemos, todo el mundo sabe de qué estamos hablando, sobre todo el público más joven.

Se trata de unas pulseras que brillan en la oscuridad durante horas, sin la necesidad de ningún mecanismo o pilas incorporadas. Esto es posible gracias a sus componentes químicos que se activan doblando la pulsera por la parte central hasta escuchar un ligero chasquido. Será el momento en que hay que agitarlas bien para que todos los componentes se mezclen y den lugar a la luz.

Su bajo precio y su gran capacidad para ambientar fiestas las han convertido en el elemento estrella de los jóvenes a la hora de acudir a un concierto. Mediante ellas pretenden mostrar su cariño a su artista favorito, llegando el espacio de luz y color.

Sin embargo, la tradición de iluminar los pabellones durante los conciertos poco tiene que ver con esta razón.

La idea surgió en el Festival de Woodstock celebrado en Nueva York en 1969, en el cual la organización esperaba a unas 60.000 personas pero finalmente se juntaron casi medio millón de espectadores. Todos los servicios disponibles se vieron desbordados y durante la segunda noche, la multitud era tal que en la oscuridad se hacía imposible ver hasta donde llegaba el público. Entonces un cantante de una de las actuaciones celebradas en el festival solicitó desde el escenario que todo el mundo del público encendiese sus mecheros para poder tener consciencia del alcance del público allí concentrado. En unos minutos, a lo largo del público se fueron sumando decenas de miles de llamas hasta donde alcanzaba la vista. Desde entonces en todos los conciertos el gesto del mechero ha estado presente para acompañar a las canciones más lentas de los grupos de todos los estilos musicales.

Y ahora, pese a la desaparición de los mecheros en los bolsillos de los más jóvenes y tras la moda de iluminar mediante los smartphone, ha llegado la hora de las pulseras luminosas. Se trata de continuar con un gesto que ya forma parte del panorama habitual de los conciertos musicales.

Las pulseras luminosas, largo recorrido

Aunque la moda de iluminar los conciertos mediante este tipo de objetos es actual, el uso de pulseras luminosas relacionado con eventos festivos no es algo nuevo. Desde hace ya muchos años estas han formado parte de todo tipo de fiestas, sobre todo en bares o discotecas donde se ofrecían para publicitar alguna marca de bebidas. También su uso ha sido frecuente en noches especiales como la de fin de año, convirtiéndose en el elemento decorativo estrella de nuestros atuendos.

Actualmente y gracias a la certificación de la CE que verifica que no existe riesgo alguno para la salud debido a que su contenido químico es no tóxico y no inflamable, es habitual verlas este tipo de artículos en todo tipo de fiestas; desde cumpleaños hasta comuniones.

Su éxito ha hecho que se desarrollen todo tipo de artículos luminosos, pues todos sabemos que cuando algo funciona, hay que aprovechar el tirón. Así, podemos encontrarnos collares, cubitos de hielo, gafas, anillos, velas, copas, pendientes… todo ello con el mismo componente que hace que brillen en la oscuridad.

Existen incluso páginas web dirigidas en exclusiva a la venta de este tipo de artículos y su éxito no puede ser mejor. Llegan a alcanzar cientos de pedidos al día de todo tipo de artículos luminosos tanto para uso particular como para grandes fiestas o eventos.