La policía acordona la zona afuera de la discoteca Reina. EFE

Un hombre armado disfrazado de Papá Noel ha irrumpido en la discoteca Reina, una de las más famosas de Estambul, y ha abierto fuego contra los clientes, causando al menos 39 muertos y 69 heridos, según ha informado el gobernador de Estambul, Vasip Sahin.

Aunque en un principio se especuló con que se trataba de un grupo de atacantes, parece ser que fue uno solo el autor de la masacre en Turquía. El agresor disparó con armas automáticas de manera indiscriminada desde la puerta del local, en el que se hallaban unas 800 personas celebrando la Nochevieja.

Antes de entrar y de abrir fuego en este club nocturno, muy frecuentado por extranjeros y ubicado en la orilla europea de Estambul, el asaltante abatió a un policía y a un civil que se encontraban delante de la discoteca.

«De una forma salvaje e implacable, ametralló a la gente que simplemente había venido para celebrar el Año Nuevo», declaró el gobernador de la ciudad. «Es un ataque terrorista», insistió Sahin en una rueda de prensa.

El terrorista sigue huido y está en marcha una operación policial de búsqueda y captura, según ha informado el ministro turco del Interior, Süleyman Soylu.

Varias personas se lanzaron a las frías aguas del Bósforo para escapar de los disparos efectuados por el asaltante disfrazado de Papá Noel.

Los testigos del ataque, citados por los medios turcos, aseguran que el atacante gritaba consignas en árabe. «Justo cuando nos estábamos acomodando, por la puerta había mucho polvo y humo. Sonaron disparos. Cuando esto se oyó, muchas chicas se desmayaron», relató el futbolista Sefa Boydas a la agencia France Presse. «Dijeron 35 o 40 muertos, pero probablemente son más porque cuando yo andaba, unos andaban por encima de otros», añadió.

Por el momento, 21 víctimas han sido identificadas: 16 eran extranjeros y cinco, turcos. Otras 69 personas están siendo atendidas en el hospital.

Un año sangriento en Turquía

El ataque contra el club Reina, un emblemático local de la metrópolis turca, en la orilla europea de Estambul, se produjo tras más de un año de atentados mortales en el país. La discoteca Reina está situada a unos centenares de metros del lugar en el que tenían lugar las celebraciones oficiales de Año Nuevo, a orillas del Bósforo.

Las autoridades policiales habían anunciado el despliegue de 17.000 policías por todo Estambul en el marco de los festejos de Nochevieja.

Tres semanas antes, un atentado reivindicado por un grupo radical kurdo dejó 44 muertos, incluyendo una mayoría de policías, en el centro de Estambul. Otras 41 personas murieron a comienzos del mes de diciembre en un doble atentado junto al estadio de fútbol del Besiktas turco.

Además, el embajador ruso en Ankara, Andrei Karlov, fue tiroteado en la capital turca por un policía que abrió fuego clamando venganza por la toma de la ciudad siria de Alepo y que fue abatido poco después.

La metrópolis turca también se ha visto sacudida por varios atentados atribuidos al grupo yihadista Estado Islámico (EI).