El municipio de Agulo, que durante esta semana lleva a cabo los actos más importantes de  sus fiestas patronales en honor a San Marcos, celebra este domingo su noche más ‘mágica’ con el encendido de la tradicionales hoguera en honor a su su Santo Patrón.

Sin duda alguna el encendido de los troncos de madera de sabina en las proximidades a la Iglesia Parroquial en el mismo casco urbano de esta localidad a partir de la celebración de la Misa que tiene lugar este mismo domingo, es uno de los actos de más  arraigo y representación de lo que anualmente tienen lugar en esta bonito pueblo del norte de La Gomera.

Según se señala en la web oficial del Ayuntamiento de Agulo «las hogueras de San Marcos, son el emblema característico de las fiestas patronales de Agulo, y consisten en la construcción de una sucesión de hogueras hechas con leña de sabina habitualmente ensambladas, que se van situando en la calle principal del pueblo, bordeando la plaza de la Iglesia. Una vez encendidas, éstas son saltadas a gran velocidad por decenas de personas que, a modo de promesas y con ropas adecuadas para la ocasión, atraviesan las llamas ante la presencia del Santo Patrón, quién observa como en su honor, sus fieles creyentes saltan las impresionantes columnas de fuego.

La misma web apunta que «amen de buscar la protección del Santo, se sabe también, por tradición oral, que los antepasados pedían favores al Patrón y a cambio le prometían que la víspera de San Marcos, el 24 de abril, llevarían una carga de leña de sabina y le harían una hoguera por ese favor». El número de hogueras dependía de la cantidad de leña que ofrecía la gente. Esta leña se acopiaba en el tronco del laurel de indias situado en la plaza de la Iglesia y serían los jóvenes del lugar lo que hacían las hogueras que posteriormente ellos saltaban.

Hipótesis sobre e origen de la noche de San Marcos y el salto de las hogueras (fuente: agulo.org)

            La carencia de fuentes documentales escritas referidas a esta tradición nos hace imposible buscar una fecha exacta que date el comienzo de esta tradición que traspasa el ámbito insular y archipielágico dada su singularidad y ausencia de referentes análogos en cualquier otro lugar.

            La primera hipótesis alude que la necesidad de conseguir la protección del Santo fuera una de las razones por las que los agulenses iniciaran la tradición de homenajear al Evangelista el día que la iglesia conmemora su muerte. El probado beneficio que ejercía sobre las labores agrarias inauguró esta tradición que, aunque no dispongamos de una fecha exacta de inicio, se remonta muchas generaciones atrás. La información oral constata que se trata de una tradición muy antigua, transmitida entre los vecinos del lugar desde tiempos lejanos y que conserva toda la esencia de antaño, apenas variando algunos aspectos relativos a la organización de los fastos en aras de la mejora de la seguridad de una evento que en la actualidad concita cada año más de un millar y medio de asistentes, incluyendo un buen número de «saltadores», de ahí de la necesidad de contar con las debidas medidas preventivas y de control de una celebración que, aún siendo ancestral, por su naturaleza y características conlleva cierto riesgo.

            Una segunda hipótesis vincula la tradición con la comunicación entre ambas orillas de Tenerife y La Gomera, y surge a colación de un gran hundimiento de tierras ocurrido en Agulo hacia 1770, con pérdida de casas, tierras de cultivo, y otros daños. El fenómeno geológico alcanzó tales proporciones que han llegado hasta nuestros días algunos topónimos locales referidos a enclaves donde se deja ver la huella de tal cataclismo, como el Rumbao, El Hoyo o La Quebrada. Tras acontecer este episodio, el día de San Marcos se instauró la costumbre de saludar a la orilla de enfrente con hogueras como modo de dar a entender que está bien.

            Una tercera hipótesis propone que el origen de esta tradición tiene que ver con el azote de una epidemia, por entonces muy frecuentes (tuberculosis, peste,…), surgiendo el acto de las hogueras como una forma de rogar al Santo su protección.

            Un dato muy llamativo es que en los años previos a la colonización de Agulo, hubo una importante epidemia de peste en Canarias (1601-1606), siendo la Comarca Daute y su principal puerto de Garachico una de las zonas más afectadas.

            El salto de las hogueras, un ritual secular.

            Cando cae la noche, al son de las chácaras y tambores, se saca al Santo del templo y se deposita sobre unas andas en la plaza, al tiempo que se repican las campanas, se oye un grito al unísono de ¡Fuego, Fuego! Que antecede al encendido de la llama. Todo ello mientras suena el tajaraste bajo la figura del Santo Patrón.san-marcos-2002-11.jpg

 dscf0839.jpg           Una vez encendidas las hogueras entran en escena los saltadores. Dicen que el salto está considerado como un acto de virilidad, y que cuanto más altas son las hogueras y más saltan estos, más hombres son. Así, de uno en uno, van saltando los saltadores que, al terminar la serie de hogueras, vuelven al inicio para volverlas a saltar. Las piras, tras casi una hora de fuego y sudor, van agotando su resplandor, aún así siguen sonando las chácaras y tambores, y son decenas de hombres y mujeres los que continúan, con gestos cargados de emoción, el impresionante ritmo de una de las expresiones folclóricas más antiguas de Canarias.

            Al tiempo que el Santo se retira de nuevo al interior de la iglesia, comienza a notarse en el ambiente que la fiesta va adquiriendo su faceta más pagana, dándose paso de la tradición más añeja a la verbena popular en la cual participan personas de todas las edades.