Pedro Sánchez y Mariano Rajoy /foto: www.huffingtonpost.es

Mariano Rajoy (PP) y Pedro Sánchez (PSOE) se enfrentarán este lunes en el último debate de la campaña electoral. Será el primero del presidente del Gobierno, el único en el que no estarán presentes los nuevos partidos y, salvo sorpresas, el último acontecimiento de la campaña capaz de agitar las expectativas para el próximo domingo.

A las 10 de la noche y durante dos horas, organizado por la Academia de Televisión, emitido por una decena de televisiones y moderado por Manuel Campo Vidal, los dos candidatos comparecerán en el cara a cara.

Rajoy ya ha celebrado debates de este tipo con José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba. Sánchez ha participado en debates con sus dos oponentes en las primarias del PSOE en julio de 2014 y en esta campaña con los representantes de Ciudadanos y Podemos.

El candidato del PP ha tenido una campaña plácida. Se negó a acudir al debate organizado por EL PAÍS y al de Atresmedia mandó a su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. El resto de su campaña ha incluido programas de televisión amables, recorridos por calles y mítines tradicionales, pero ningún debate.

Ambos han mantenido debates en el Congreso. El único precedente similar fue el Debate sobre el estado de la nación en febrero en la Cámara. Sánchez partía como perdedor, pero su contundencia hizo que todas las encuestas le dieran como ganador contra todo pronóstico.

La campaña se ha planteado por Podemos y Ciudadanos como una pugna entre lo nuevo, es decir, ellos y lo viejo, es decir, el PP y el PSOE que representan lo que se conoce como bipartidismo. En ese marco, Rajoy y Sánchez se presentarán este lunes con el objetivo común de aparecer como las únicas opciones serias de gobernar España, frente a partidos sin experiencia, ni equipo, ni programa.

Más allá de esa coincidencia, los equipos de los dos candidatos transmiten la previsión de un debate duro, por la situación de cada uno. Sánchez precisa poner mucha distancia de su oponente para no identificarse con lo que representa.

Principales temas del debate

Los dos asuntos que, en principio, se prevén como centro de ese debate son la economía y la corrupción. En el primero, Rajoy ha mantenido la tesis en campaña del resultado final de la legislatura, tras superar la herencia recibida del anterior Gobierno socialista. Y Sánchez tiene el reto de intentar demostrar que los españoles no perciben esa mejora y que ha sido a costa de derechos como los cercenados, según el PSOE, por la reforma laboral.

Los presidentes suelen tener ventaja porque tienen los datos, pero el reto de Sánchez es lograr trasladar la visión de la ciudadanía, menos optimista que el Gobierno.

En el otro asunto, el de la corrupción, el socialista puede hacer el relato de los casos de los últimos cuatro años. Desde Bárcenas, el pago de la sede del PP en negro o el sms de «Luis, Sé fuerte» enviado por el presidente del Gobierno cuando ya se conocía que el extesorero tenía cuentas en Suiza.

Rajoy, con seguridad, repetirá el mantra de las 70 medidas anticorrupción aprobadas en esta legislatura sin tener el voto del PSOE en ninguna de ellas. Entre esas reformas legales hay algunas como la Ley de Transparencia de la que fue ponente Pedro Gómez de la Serna, hoy apartado de la campaña por un caso de presunta corrupción. Como respuesta posible de Rajoy queda también la referencia a los Ere de Andalucía para responder a Sánchez.

El candidato del PSOE necesita diferenciarse de Rajoy y, al tiempo, presentarse como única opción para sacar al PP de La Moncloa, es decir, la invocación al voto útil, tan manido en esta campaña. Es decir, según un miembro del equipo del socialista, «hacer ver que lo de Rivera e Iglesias está bien, pero ha llegado el momento de los que pueden gobernar».

Sánchez se juega superar la prueba del gobernante, una vez que se ha enfrentado en debates de aspirantes, siempre según esa versión.

Rajoy parte como favorito según todas las encuestas y pretende vender gestión. Su mensaje es el del lema electoral del PP: «España, en serio». Transmitir la idea de que ninguno de los otros tres aspirantes pueden asumir el mando del país

 / El País