Debía andar en Juventudes Socialistas cuando le conocimos. Poseía el entusiasmo del activismo juvenil pero,a la vez,lucía un tul de mesura y equilibrio con que el vestía la madurez temprana. Era capaz de arengar a los jóvenes que se abrían paso,llamados por la democracia y la política,entonces que soplaban aires de libertad y pluralismo. Pero igual exhibía talante negociador cuando ocupaba asiento en cualquiera de los foros que se convocaban para analizar situaciones y dar pasos firmes hacia la búsqueda de una alternativa.
También militó en la Unión General de Trabajadores (UGT),tan dado que era a propiciar acuerdos en los convenios colectivos y a tratar de resolver por las buenas alguna situación particular que entrañaba alguna conflictividad.
Después,durante los ochenta,fue concejal con el PSOE en el Ayuntamiento de La Laguna. Y con Pedro González de alcalde. Se hizo pronto con las riendas de la gestión de áreas y administración pública. El olfato político y la experiencia adquirida,que empezaba a ser muy estimable,le ayudaron una enormidad. Se convirtió en hombre fuerte del gobierno local.
Hasta que decidió dar el salto. José Luis Reina dejó la política,sin renunciar a su ideología progresista,para asumir sus funciones ejecutivas en una empresa de transporte aéreo. Tenía tiempo para coordinar las salidas de vuelos,obtener y conservar la tarjeta de embarque de algún pasajero retrasado,resolver sobre la marcha un desplazamiento urgente de última hora y negociar alguna campaña de comunicación o discutir los contenidos de la revista de la compañía. Todos sabían el número de su móvil,todos le requeríamos para algún apuro. Y allí estaba,firme y solidario. Era,sin duda,un todoterreno,curtido en los fríos laguneros y ensolerado en los aires de Las Canteras,donde decidió vivir,junto a Marianela y los suyos,los últimos años.
Nos sentamos juntos el día que los nuevos consejeros del Gobierno de Canarias tomaban posesión. Nos emocionamos al unísono al ver asumir a Aarón Afonso. “Igual que el padre”,comentó Reina en voz baja. Después le dijo lo que tantos: “Yo era muy amigo de Paco”.
Sabía entonces que la enfermedad había tocado a su puerta. Fue la última vez que nos vimos y abrazamos. La sobrellevó en silencio y sin miedo. Se ha sido uno de esos que no se debería ir nunca. Un amigo,un compañero,un caballero: José Luis Reina.