José Miguel González no había contado a nadie,salvo a sus más allegados,lo que para él no era más que «lo normal,lo que hubiese hecho todo el mundo»: guardar un décimo de lotería agraciado con el segundo premio de la Lotería de Navidad a un cliente que no había ido a recogerlo. «Todos los años intercambiábamos cinco,y yo no había coincidido con él para darle los míos». Al día siguiente del sorteo lo llamó «para invitarle a un cortado y para que recogiera el sobre». En su interior,había cinco décimos distintos. El agraciado ignoraba que uno de ellos estaba premiado.
Casi un año después,al ver el anuncio del sorteo de la Lotería de Navidad de este 2014,José Miguel reconoce que se emocionó: «Se me rayaron los ojos. Fue muy emotivo»,asegura. Revivió un momento al que,en su momento,él no le dio importancia. «Le di el décimo,como era lógico»,recuerda el propietario de la gasolinera con más suerte de la Isla,no obstante ha dado otros premios durante este año,y que recuerda que «se quedó muy sorprendido. Vi reflejada la cara del actor».
González recuerda como su cliente,al ver el primer décimo del sobre le dijo: «pero esto está jugado ya». A lo que respondió afirmativamente. Poco podía imaginar que uno de los números que había en el interior de aquel sobre era el 79.712,premiado con 125.000 euros. Una imagen que nunca olvidará y que nunca pensó en evitar,pues ni se le pasó por la cabeza quedarse con el décimo premiado. «Nunca,nunca. Mi forma de ser no me lo permitiría y pienso que cualquier persona hubiese hecho lo mismo»,sentencia.