DANIEL LOZANO

El chavismo desplegó ayer su poderoso aparato de propaganda para recuperar la iniciativa perdida tras cinco semanas de protestas en Venezuela contra el gobierno de Nicolás Maduro. Y extendió un manto tan espeso como el de las bombas lacrimógenas que emplea para reprimir las manifestaciones estudiantiles,964 disparadas contra la marcha pacífica del pasado miércoles junto a la Universidad Central de Venezuela.
«Estados Unidos ha asumido el liderazgo del derrocamiento del Gobierno. La primavera venezolana ya se vivió y surgió una revolución. Han tratado de fabricar una falsa primavera,pero les han faltado las flores»,acusó el primer mandatario. «Estoy amenazado por el Imperio y el pueblo,enfrentando un golpe de Estado»,añadió Maduro.
Una vez más,EEUU en el centro de la diana,en una estrategia diseñada en los últimos días. «Es un asesino del pueblo venezolano»,disparó primero el canciller Elías Jaua para referirse al secretario de Estado,John Kerry,como punta de lanza del contraataque. «Señor Kerry,lo denunciamos ante el mundo,usted alienta la violencia en Venezuela»,acusó el ministro de Exteriores.
«Cada vez que estamos a punto de aislar y reducir a los violentos,sale el señor Kerry a declarar e inmediatamente se activan las 'guarimbas' (disturbios) en los principales focos de violencia»,añadió Jaua,que también ostenta en la revolución el título de «protector de Miranda»,el estado que gobierno el opositor Henrique Capriles».
El tercer eslabón de la cadena fue Luisa Ortega,fiscal general del estado,presente en Ginebra. «EEUU quiere financiar» las protestas en Venezuela,aseguró. Quiso apuntalar tal afirmación basándose en que el explosivo C-4,encontrado en las requisas de Valencia,es una sustancia altamente «explosiva» y cara.
El Gobierno de Washington ha endurecido su discurso contra la revolución bolivariana en los últimos días,al anunciar que se guarda el derecho a decretar sanciones contra el gobierno de Maduro. Kerry fue el encargado de hacerlo público.
Tras EEUU,los objetivos del contraataque chavista fueron los de siempre: estudiantes y oposición. «El 12M protegí a Caracas de una masacre,de estudiantes que ponían su cara de pacifistas y por dentro ponen sus caras de 'chukys'»,desveló el presidente,quien aportó varias cifras resumen de las protestas: 500 «eventos violentos»; 20.547 funcionarios de la Guardia Nacional y Policía empleados; 68 agentes heridos,la mitad por balas «disparadas por grupos paramilitares entrenados y financiados»; 1.529 detenciones,de los que han quedado encarcelados 105; y 21 funcionarios arrestados por abusos.
Nicolás Maduro volvió a defender a capa y espada a los colectivos revolucionarios,pese a que las familias del estudiante y del vecino asesinados en Valencia insisten en que fueron sus balas las asesinas. «Se han portado de manera impecable»,insistió el «hijo de Chávez»,quien fue más allá al dar una clave del porqué de la defensa numantina de unos grupos paramilitares que protagonizan al menos seis de las muertes durante las protestas: «Si los gringos nos invaden,los colectivos saldrían como hormigas,se comerían vivos a los gringos».
Olvido de unas víctimas,honores de mártir para otras. «Ramzor Bracho murió enamorado de la patria,asesinado por los fascistas»,clamó Maduro en la capilla ardiente del capitán de la Guardia Nacional muerto por un balazo durante los enfrentamientos del miércoles en Valencia. Le ascendió 'post mortem' y le concedió la Orden Libertadores al nuevo héroe de la revolución bolivariana.
«Los hombres que dan su vida por su patria,por la verdad y la paz de su pueblo trascienden a otro mundo y él está hoy al lado de nuestro señor Jesucristo y de nuestro comandante Chávez. Fue a reforzar el ejército espiritual que protege a nuestra patria»,añadió el primer mandatario.
Entregó su vida por la patria,pero también la quitó. Hace 10 años,Bracho disparó por la espalda a Evangelina Carrizo,de 50 años,al acabar una manifestación,según las denuncias hechas en su día por sus hijos. La mujer recibió el balazo y quedó tendida en el suelo,mientras los efectivos militares propinaban una paliza a Freddy Carrizo,que acompañaba a su madre. Evangelina agonizó,tendida en el suelo,sin que nadie la atendiera durante 40 minutos.
Los jueces absolvieron al capitán,pese a las evidencias. «No me alegra que el guardia nacional haya sido asesinado,a pesar de que él le quitó la vida a mi madre. Yo perdoné y hoy pido a Dios que lo perdone»,concluyó Freddy Carrizo.