Ricky Martin (San Juan,1971) actúa este jueves en Madrid,dentro de la gala de entrega de los Premios 40 Principales. Una actuación que sirve para presentar en nuestro país 'Come with me',un tema de marcado corte electrónico 'à la' David Guetta que sirve de adelanto al próximo disco del cantante puertorriqueño. Una oportunidad también para ver a un Martin exultante,tres años después de que le dijese al mundo que es homosexual.
«Hacía tiempito que no venía,pero siempre me encanta volver a España»,dice el cantante en conversación telefónica. Se trata de «una semanita bastante intensa,de las que me gustan,porque en siete días voy a recorrer siete ciudades. De hecho,después de Madrid viajo a Dubai»,explica.
Parte de ese ajetreo se debe al proyecto musical para el próximo mundial de fútbol de Brasil 2014. «Un concurso sumamente innovador»,según explica,»en el que llamamos al mundo para que escriba el sencillo del disco oficial de la Copa». Para él,»poder sentarme en estudio con gente de Galicia,de Indonesia o de cualquier otra parte del mundo,trabajar juntos y llevarlos a la final del mundial es algo maravilloso. Es traer al pueblo a escribir música».
Aunque la canción no será el himno oficial,sí que recuerda a aquella 'Copa de la vida' que en 1998 marcó el ritmo del mundial de Francia. «Aquel itinerario fue demencial. Que una canción en español fuese número 1 en 70 países no hispanoparlantes es un momento para la historia de la música. Formar parte de aquello supone un profundo honor»,recuerda.
«No puedo ponerme expectativas y decir que va a ser igual de grande,pero sí que es un acontecimiento que llega a muchas personas y lo que queremos es que en Japón se sientan latinos o que en Australia canten en nuestro idioma,por qué no»,expresa Martin.
Un concepto de unión en medio de la celebración deportiva que contrasta,por ejemplo,con la postura contra los homosexuales del gobierno ruso durante los pasados mundiales de atletismo. «Es una tontería que en 2014 todavía estemos luchando por la igualdad. Me da mucha lástima que gobiernos como el de Rusia estén aprobando leyes que sean tan criminalizadoras,tan llenas de odio. Y estas celebraciones deportivas dan voz a muchas personas que,de otro modo,no podrían ser escuchadas»,formula Martin. «¡Estamos hablando de derechos humanos básicos! Por eso,siempre uso mi voz para este tipo de causas. Primero,porque me afecta muchísimo y no hablar del tema es dejar que suceda».
De ahí la decisión que tomó en 2010. «Lo hubiese hecho antes,honestamente. Lo único que me detenía era el miedo del qué dirán y el no ser aceptado. Desafortunadamente,desde los 12 años estoy sobre un escenario y crecí con esta obsesión de luchar por el aplauso. Y pensar que,en el momento que yo aceptase mi sexualidad aquel aplauso desaparecería,me paralizaba»,confiesa.
«Hasta que llegó un momento en el que me planteé que se trataba de una cuestión de dignidad,de autoestima y de decirme que al que no le gusté,pues peor para él»,prosigue. «En el momento que lo hice público (y dos millones de personas entraron en mi Twitter),se desplomaron miedos que tenía metidos muy dentro y que quizá la religión me había inculcado: 'Si no actúas de esta manera,irás al infierno y si actúas de esta otra,Dios no te va a querer'».
«Pero nunca me sentí mejor»,dice,eufórico. «Y siempre he dicho que en el momento que lo hice público,sentí que toqué a Dios. Como si literalmente estuviese sentado a su lado. Y si pudiera hacerlo otra vez,lo haría».
En ese sentido,hace referencia a 'Yo',el libro en el que contó este periplo. «Mi libro ha servido de herramienta de cicatrización para mucha gente. Abuelos,hermanos,padres y tíos me han dado las gracias porque gracias a mi testimonio han podido conocer mejor a sus familiares». Después de aquella experiencia,Ricky ha probado suerte en la literatura infantil,con buenos resultados:su cuento 'Santiago,el soñador entre las estrellas' ha sido el libro infantil más vendido en EEUU.
«En este punto de mi carrera»,sentencia,»después de haberlo hecho casi,casi todo,lo que quiero es pasarlo bien y disfrutar en el escenario sin estar obsesionado por ser aceptado».