Las Perseidas,la popular lluvia de estrellas estival más conocida como lágrimas de San Lorenzo,no coincide exactamente con la onomástica del santo y quien debería «llorar» es San Eleazar,que se celebra el 12 de agosto,cuando es más vistosa su aparición.
Fueron unos campesinos irlandeses quienes,a mediados del siglo XIX,asociaron este fenómeno astronómico con las lágrimas del santo martirizado en la hoguera,porque hace dos siglos el apogeo de esta lluvia cósmica tenía lugar la noche del 9 de agosto,víspera de San Lorenzo. Aunque mantienen el nombre,en los últimos años la fecha en la que se observa el punto álgido de Perseidas se ha retrasado y tiene lugar alrededor del 12 de agosto.
Según un patrón científico,se calcula que el apogeo de meteoros se retrasa una media de tres días cada siglo,debido a las modificaciones gravitatorias de los cuerpos estelares que producen los grandes planetas del Sistema Solar,como Júpiter o Saturno.
Los meteoros o destellos luminosos que se observan esa noche en el cielo son «pequeñas partículas y polvo de la estela del cometa Swift-Tuttle,que entran a gran velocidad en la atmósfera terrestre»,ha aclarado Miquel Serra,astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias.
Las Perseidas se llaman así porque parecen nacer de un punto en el cielo,situado al noroeste,donde se halla la constelación de Perseo.
Cuando el Swift-Tuttle se acerca a las regiones interiores del Sistema Solar,su núcleo,formado por hielo y rocas,se sublima por la acción de la radiación solar y genera las características colas de polvo y gas.
Estas estelas,que se encuentran dispersas en la órbita del cometa,que cumple un ciclo de 130 años y pasó cerca del sol por última vez en 1992,son las que atraviesa la Tierra cada año,por estas fechas,en su movimiento de traslación.
Según Serra,la actividad de este año es «similar a la de otros años,de unos 100 meteoros por hora»,aunque,ha precisado,que este dato se refiere «a toda la bóveda celeste»,por lo que «cada observador sólo pudo ver uno meteoro cada dos o tres minutos».
Las claves que tuvieron que seguir anoche todos los que quisieron disfrutar de este fenómeno son dirigirse a un lugar oscuro,sin contaminación lumínica,con el horizonte despejado y alejado de los núcleos urbanos. Para abarcar un mayor campo de visión no deben usarse en la observación ni prismáticos ni telescopios,solo tumbarse y mirar directamente al cielo.
La paciencia se convirtió en la principal arma de los observadores. Miquel Serrara recomendó tener «mucha paciencia» y dedicar al menos quince minutos a observar el cielo para poder disfrutar de la denominada lluvia de estrellas.
Sin embargo,Miquel Serra indicó que la importancia de este fenómeno astrofísico es meramente mediática,ya que,en su opinión,hay otras lluvias de estrellas «más espectaculares»,como es el caso de las Gemínidas,que tienen lugar en diciembre y a las que no se les presta tanta atención por parte de la población o los medios. Su importancia,ha aseverado,»puede deberse a que las Perseidas son en un mes de vacaciones,en el que además hay buena temperatura».