La brecha es tan grande que los investigadores del IGN y los del CSIC ni siquiera comparten ya espacio físico. Ahora sólo se ven cuando se convoca el comité científico del Pevolca,al que también acude,pero en calidad de invitado,el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan).
Mientras no hubo volcán,la convivencia entre los investigadores del IGN,organismo responsable desde 2004 de la vigilancia volcánica,y los del CSIC,que los asesoran,fue cordial.
Luego,la inexperiencia y la excesiva prudencia de las responsables del IGN,Carmen López y María José Blanco,y las diferencias de criterio sobre la evolución de la erupción de La Restinga con Ramón Ortíz y Alicia García,que encabezan el grupo de volcanismo activo del CSIC,acabaron por romper el equipo.
Ortiz,que en su día mandó a «preguntar al volcán» sobre cómo iba a evolucionar,decidió que la erupción de La Restinga había acabado tras los primeros burbujeos y decidió instalarse en El Golfo «para estudiar el fenómeno sísmico del norte».
Ortiz reniega del trabajo del IGN en La Restinga y ahora apunta a la posibilidad de erupción en el norte,coincidiendo sorprendentemente con Nemesio Pérez,coordinador el Involcan,a quien CSIC e IGN ignoran pese a la importancia de los datos que maneja sobre gases difusos.
También Ortíz ha roto relaciones con Joan Martí,que dirige el grupo de volcanismo activo del CSIC y que sólo ha acudido a la isla en contadas ocasiones. Martí aún se relaciona con el IGN,pero no con el Involcan.
Como satélite de esta crisis,está Juan Carlos Carracedo,volcanólogo canario del CSIC que no ha estado en El Hierro por diferencia con sus colegas.