El Gobierno nipón ha confirmado que alrededor de las 6.10 de la mañana del martes (22.10 de la noche del lunes en España) se ha escuchado una explosión en dicho reactor,aunque no ha aportado más detalles acerca del impacto de la misma en las instalaciones.
La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha informado de que los niveles de radiactividad tras el accidente se han disparado a los 8.217 microsievert por hora,ocho veces más que la cantidad anual a la que se encuentra expuesta una persona,ya que la emisión habitual es de 500 microsievert por hora.
Poco antes de que se produjera el accidente,la eléctrica ya había detectado niveles preocupantes de contaminación –unos 965 microsievert por hora–,por lo que había ordenado evacuar a los trabajadores que se estaban encargando de las tareas de refrigeración del reactor.
A lo largo de la jornada del lunes,los operarios han tratado de enfriar el reactor inyectando agua de mar para paliar el déficit de líquido refrigerante. Sin embargo,sus esfuerzos han sido en vano,ya que finalmente se ha agotado,dejando expuestas las barras de combustible y aumentado así el riesgo de que se produzca una fusión parcial.
Esta es la tercera explosión que se produce en esta central,después de que el sábado la primera sacudiera el reactor número uno y el lunes otra afectara al número dos,a pesar de que los trabajadores han tratado de enfriarlos por todos los medios desde que se produjera el seísmo.
En este contexto,el primer ministro japonés,Naoto Kan,ha decidido crear una comisión,liderada por él mismo,para analizar el estado de la planta de Fukushima-1. «La situación es preocupante,pero voy a tomar todas las medidas para que el daño no se extienda»,ha aseverado,en declaraciones recogidas por Kiodo.