MARISOL HERNÁNDEZ.- Mariano Rajoy logró finalmente ayer que Rodrigo Rato renuncie a su militancia del PP. Después de varios días de mensajes cruzados más y menos públicos,el ex vicepresidente y ex director del FMI,una de las figuras más emblemáticas de la historia del partido se avino a aceptar su baja voluntaria,tal y como le estaban reclamando desde Génova. Poco después de las nueve de la noche,el PP hacía público en un comunicado que Rato había enviado una carta a la secretaria general del partido,María Dolores de Cospedal,en la que solicita la «suspensión temporal de militancia,hasta que todos los hechos queden esclarecidos». Los hechos,como es conocido,son el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid,que está siendo investigado por la Audiencia Nacional. El pasado jueves declaró como imputado.
A punto de ser citado esta semana por el Comité de Derechos y Garantías del PP,como paso previo a su expulsión del partido,este oportuno comunicado evita que se continúe con el procedimiento contra él. Rodrigo Rato entiende que en «estos momentos,en interés del Partido Popular» debe tomar la decisión de solicitar su suspensión temporal de militancia hasta que los hechos queden aclarados. A pesar de que su petición de baja voluntaria del PP paraliza el expediente interno abierto,el ex dirigente asegura estar «a disposición del partido para todas las explicaciones que se me requieran ante los órganos pertinentes».
Por la mañana,el asunto de las tarjetas opacas ya había sido uno de los temas tratados con mayor profusión en el Comité Ejecutivo del PP,tanto por Cospedal como por Rajoy. Cospedal aseguró en rueda de prensa que se trata de un escándalo que «nos alarma y nos indigna». Un caso,añadió,para aprender «lo que nunca se puede volver a repetir».
Sin embargo,en su escrito Rato reitera la versión que ya ofreció la semana pasada al juez. Sostiene su firme convicción «de haber actuado siempre dentro de la legalidad,en el convencimiento de que esas tarjetas emitidas,conocidas y controladas por la entidad,eran para uso personal y formaban parte de mi salario. Como tal,eran declaradas y contabilizadas».
En su auto del pasado viernes,posterior a su declaración,el magistrado de la Audiencia Nacional,Fernando Andreu,señala que como presidente de Bankia el imputado autorizó y consintió el uso de unas tarjetas que generaban un gasto que era «contabilizado de forma encubierta para evitar el control de los auditores y de los órganos supervisores». El juez le ha reclamado una fianza de 3 millones en concepto de responsabilidad civil.
Y aún así,la intención de Rato,al menos según las declaraciones realizadas que él mismo hizo la semana pasada,era comparecer ante el PP para ofrecer su versión.
De hecho esto es lo que a lo largo del día de ayer pareció que iba a suceder. El PP ultimaba la salida inminente de Rodrigo Rato de la organización,ya fuera a través de una suspensión cautelar de militancia o de un expediente de expulsión. Sólo debía producirse el requisito previo de su comparecencia «en los próximos días» en Génova,ante el instructor designado por el Comité de Derechos y Garantías. Con su inesperado paso atrás,el PP se ahorra su recibimiento en la sede popular.
A lo largo de la tarde Rato cedió a la presión y el partido pudo anunciar que solicitaba su baja temporal. Según informa Europa Press,horas antes Cospedal y Rajoy habían comido juntos en un restaurante en las inmediaciones de la calle Génova. Según desveló la propia secretaria general ella no ha tenido ningún contacto con Rodrigo Rato durante este tiempo. En todo caso,fuera quien fuera el interlocutor,quien haya hablado con Rato sólo puede haberlo hecho en nombre del presidente. Aunque su relación se deterioró por su salida de la presidencia de Bankia,ambos se conocen lo suficiente como para estar jugando al gato y al ratón. El PP llevaba muchos días intentando que tomara esta decisión. Su mayor inquietud era alejar su figura de la marca PP. Desde el principio se había decidido que si no se marchaba voluntariamente,no habría otra solución que expulsarlo. Rajoy ha logrado que se vaya él.