Christian Méndez, presidente del Instituto Canario de Hemodonacion y Hemoterapia

Por Odra Rodríguez.- El nuevo presidente del Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia señala que uno de sus objetivos prioritarios es mejorar los canales de comunicación con los canarios para incrementar las donaciones de sangre y contrarrestar las informaciones negativas.
— Discúlpeme, pero la primera pregunta que le debo hacer es si es donante de sangre….

— (Sonríe). Sí, desde hace aproximadamente seis años. En mi caso, al residir los últimos años en Valle delRey, La Gomera, solo he donado dos veces por año porque son las únicas ocasiones en que se desplaza la unidad móvil del ICHH a la isla. Y, precisamente, ya que me ha preguntado le diré que se dispondrán puntos fijos de donación de sangre en los hospitales públicos de las islas menores es uno de mis objetivos. Vamos a echar a caminar este servicio a corto plazo porque hay mucha gente que está concienciada y quiere donar, pero solo lo puede hace cuando está la unidad. Si concienciamos y fidelizamos y no pones recursos, no sirve de nada.

— Y, por casualidad, el ICHH no tendrá un presidente con el tipo de sangre que escasea (0- y O+)…  

— No, no, soy de los comunes (se ríe). Es una pena porque, como bien dice, escasea.

— Llegó al instituto en un momento en el que las reservas estaban constantemente al límite y se hacían llamamientos a la donación.

— El ICHH es una maquinaria que a pesar de sus pequeños altibajos   tiene un funcionamiento mecánico que, hasta cierto punto, es independiente y ajeno a la figura de la presidencia. No puede parar porque estamos tratando con vidas humanas. Cuando lo ves desde fuera, como yo, no eres consciente de la importancia de las donaciones y de la sangre.

— Usted es ingeniero, nada que ver con la sanidad. ¿Cómo gestionará el instituto?

— Así es. Vengo de otro sector. Pero creo que puede una fortaleza porque te permite ser más objetivo. No voy a intervenir en la actividad de la sangre porque funciona matemáticamente, camina solo y tiene poco margen de innovación. Me dedicaré a mi punto fuerte que es la gestión. Desde afuera me pongo en el lugar del donante y a  partir de mi experiencia personal comienzo a estimar el margen de mejora en todos los aspectos, sobre todo de la comunicación con los donantes o futuros donantes. Mi objetivo primordial, y quizás donde más esfuerzo se requiere, en lo que más hay que invertir, es en la comunicación con los donantes, porque primero hay que ayudarles a superar el miedo a la aguja, para luego concienciarles de la necesidad social de sangres que tenemos, y, por  último, educarles en la regularidad a las donaciones. Una vez que te pinchan y ya no te duele, solo hay que educar para fideliza. Pedagogía pura y dura sobre qué necesitas para donar y la concienciación para contribuir con tu sangre a que otros puedan vivir.

— Una asociación denunció que se vendía sangre a las clínicas privadas y exigió que en momentos de escasez de sangre se priorizara a los hospitales públicos. ¿Cómo sentó esta acusación al instituto?

— Todos podemos tener un problema de salud que requiera de sangre. La sangre no se vende; es un delito tipificado.Eso sí, hay una actividad económica vinculada a la sangre, de captación, procesamiento y transporte. Las tarifas son públicas y es una repercusión de gastos independientemente de quien sea el consumidor final. Es decir, lo que tiene precio es la sangre no quién la consuma. Nosotros tenemos gastos de promoción –que implica unidades móviles, publicidad, personal– de procesamiento –maquinaria y reactivos que se lleva casi el 60% del presupuesto y que  garantiza que la sangre sea  segura al 100%– y,  de distribución. El presupuesto anual es de 18 millones de euros y lo pagan todos lo canarios independientemente de que acudan a la pública o privada. Una parte lo sufraga la Comunidad Autónoma vinculado al personal, unos tres millones, y el restante se destina a promoción, procesamiento y distribución de la sangre. El 70% de la sangre que se dona se lo lleva las urgencias, y el resto los centros de referencia (públicos) y los privados.  Dicho esto, mi opinión personal es que solo querían protagonismo pero, ¿a qué precio, con la sangre? Fue un mensaje desafortunado.

— ¿Se perdieron muchos donantes con esta polémica?

— Es imposible conocer el daño en tan poco tiempo, pero en tres mes comenzaremos a ver cómo ha afectado a los donantes habituales, observando si cumplen con la periodicidad de la donación. Hubo mucha gente que se sintió traicionada su confianza y  muchos pidieron explicaciones. A algunos los atendí yo personalmente por teléfono.

— ¿No cree que es un problema de comunicación entre el ICHH y el donante?  

— Otro de los objetivo prioritarios es mejorar la comunicación e interactuar con el donante. Vamos a darle un gran impulso a las redes sociales como Facebook y Twitter.Ahora mismo bajo el hashtag  #diezendonación estamos en las dos universidades fomentando y recogiendo donaciones de sangre y estás siendo un éxito y hay que cuidarlos porque son los donantes habituales del futuro. Además, estamos trabajando en un plan de crisis para afrontar las emergencias y para saber cómo responder a los medios pero, sobre todo, a donantes, si sabemos que se va a producir una merma en la reserva de sangre o cuando salga una información negativa.

— El consejero de Sanidad trabaja en un plan de choque contra las listas de espera. ¿Cómo se afrontará desde el ICHH?    

— Todos los movimientos orientados a reducir las lista de espera van a implicar consumo de sangre por lo que, ahora mismo, hay que hacer un redoble de esfuerzo para conseguir más donaciones. Lo que debe quedar claro es que tos los hospitales deben tener un  mínimo de sangre para la urgencias y la c cirugía porque si no la tuvieran la gente se moriría. El 92% del gasto de sangre se realiza en la pública por volumen de pacientes y actividad  y el 8% restante se va  a las clínicas privada y  a los centros concertados que hacen actividad hospitalaria para la pública.

— Los mensajes de WhatsApp e informaciones de cierres de quirófano son habituales.     

— Debemos saber qué responder a las cadena de WhatsApp e intentar dirigir a la sociedad y donantes a las redes sociales para que reciban información en tiempo y forma de lo que ocurre. Por ejemplo, La Candelaria no cerró quirófanos por falta de sangre, sino que reprogramó la cirugía porque surgieron cinco operaciones con necesidades de sangre 0+, dos aneurismas, dos trasplantes y un tratamiento oncológico, y se agotaron las reservas.  Lo positivo de esto fue que tras el llamamiento cerca de un 25-30% de la gente que acudió a donar era su primera vez.