Son el brazo armado del chavismo,el músculo más radical del oficialismo. Y están dispuestos a dar su vida por el «proceso bolivariano». Los llamados colectivos revolucionarios,siempre cabalgando sobre sus motocicletas,participan desde el primer minuto en la dura represión contra las protestas de estudiantes y de opositores. Sus balas ya suman varias víctimas mortales. También tienen sus propias bajas.
Intervinieron a balazo limpio al acabar la marcha del 12-F,donde uno de sus líderes,Juan Montoya -ex policía,acusado previamente de terrorista-,murió víctima del disparo de un paramilitar oficialista o de un agente de la Inteligencia Militar. Desde sus filas partió otra bala que acabó con la vida de Génesis Carmona,Miss Turismo en Carabobo,según los testigos presentes y su propia familia. La misma puntería,directa a la cabeza,que asesinó a Wilmer Carballo en Cagua. Un motorizado disparó al comerciante,de nacionalidad española,que defendía su urbanización.
Choques diarios en Táchira
En Táchira,sus brigadas de choque embisten todos los días contra los guarimberos gochos [rebeldes locales]. Son los mismos que robaron al equipo de Televisión Española a punta de pistola en Torbes. O a los periodistas de CNN en Caracas.
Y todo ello con la mirada complaciente de las fuerzas del orden,como se pudo comprobar ayer una vez más. Tras arremeter la Guardia Nacional con gases lacrimógenos contra una marcha pacífica de vecinos en la zona popular de Caricuao,un colectivo amedrentó y acorraló a manifestantes,que se refugiaron donde pudieron,muertos de miedo.
Es la salvaje ley de la calle,protegida desde el poder. Esta semana escucharon cómo Nicolás Maduro les impartía órdenes por televisión,a ellos y a las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCH),militantes del Gobierno también dispuestos a dar esa misma batalla. «Candelita que se prenda,candelita que se apaga»,arengó el presidente. Los colectivos no dudaron un solo segundo: pocas horas después atacaban con violencia la alcaldía opositora de Mérida y por la mañana emprendían una batalla campal contra vecinos de Los Ruices. Uno de sus miembros,mototaxista,cayó muerto de un disparo en el pecho.
«Los colectivos nacen como grupos de luchadores sociales que se unen para atajar en sus comunidades problemas a los que el Estado no ofrecía solución. Con el tiempo,comenzaron a desvirtuar su filosofía para convertirse en grupos parapoliciales que se sentían con derecho a hacer 'limpieza social'. Son jueces que imponen penas,incluso la muerte»,desvela Isoliett Iglesias,escritora y periodista de 'Sucesos',experta en las entrañas de estos grupos.
La 'justicia' de los paramilitares
La penúltima ejecución ocurrió la semana pasada en el 23 de Enero,barrio bastión de la revolución en Caracas. Una veintena de paramilitares secuestró a tres jóvenes. Al día siguiente,dos de ellos aparecieron torturados y muertos. La prensa local asegura que se trata de un colectivo que se denomina Waraira Repano,nombre indígena del Ávila,la montaña que circunda Caracas.
Expertos en violencia aseguran que existen más de 9.000 grupos repartidos por todo el país,aunque los más famosos son los 30 colectivos y 2.000 ultras del 23 de Enero: la Piedrita,los tupamaros,Alexis Vive,los chirinos… Su número se incrementó,y fortaleció,desde el golpe de Estado de 2002,cuando Hugo Chávez se dio cuenta que no tenía todas las armas del país a su servicio.
«No acepto la campaña de demonización de los colectivos venezolanos. Si en algún lugar hay conciencia,es en estos colectivos»,defendió el propio Maduro en medio de los enfren'tamientos. La oposición,en cambio,exige el desarme total e inmediato de los colectivos,»grupos paramilitares»,según Henrique Capriles. «Es irresponsable llamar a los colectivos a enfrentar guarimbas [barricadas]… El fuego no se apaga con gasolina»,protestó el gobernador de Miranda.
Son chicos malos,pero nuestros chicos malos,piensan desde el poder. Valentín Santana,líder de La Piedrita,es el gran paradigma de la relación Estado-colectivos. Tras protagonizar diversos atentados,Chávez ordenó en 2009 su arresto,acusado de homicidio. Hoy,cinco años después,sigue libre y se pasea por las calles del 23 de Enero,sin que nadie le moleste. Incluso se fotografía con dirigentes del chavismo,como el diputado Robert Serra. La impunidad de quien se sabe poderoso.