Corren malos tiempos para la investigación y la innovación. En el esfuerzo sistemático de la derecha española por convertir nuestra economía en un patio trasero de las economías europeas,de trasladar el eje de la competitividad desde el conocimiento y la calidad hacía la devaluación del capital humano y de la propia actividad productiva,está claro que cualquier esfuerzo que se haga en el terreno de la investigación se convierte en un lastre que hay que abandonar cuanto antes.
Conviene recordar que el Estado español y Canarias en particular llevan en las últimas dos décadas recuperando un retraso de siglos en esta materia,que partíamos de una situación de siglos de desprecio por el conocimiento y la investigación. Abandonar ese camino supone no sólo tirar por la borda el avance histórico que había conseguido al menos situarnos en una posición relativa aceptable.
El gobierno de Canarias pretende poner en marcha un expediente de regulación de empleo en el Instituto Tecnológico de Canarias que pretende prescindir de la mitad de la plantilla,lo que detendrá gran parte de los proyectos abiertos y supondrá una pérdida irreparable de talento y conocimiento que son las bases de la competitividad en la economía global.
No se pueden mantener a la vez un discurso supuestamente contrario a lo que se llama política de austeridad que no es otra cosa que el desmantelamiento de todo el patrimonio colectivo que hemos reunido durante generaciones y a la vez contribuir con entusiasmo a ese proceso de voladura de todos los espacios públicos,de todas las herramientas que deberían para la recuperación y para basar nuestro desarrollo en parámetros radicalmente de los que nos han traído a esta situación.
CCOO exige el mantenimiento de la plantilla,de las competencias y de los proyectos que tiene vivos el ITC,exige del gobierno de Canarias una posición con menos distancia entre el discurso y la práctica y recuerda a la totalidad de la sociedad de Canarias que aunque gran parte sea intangible,la aportación del Instituto a la generación de riqueza y bienestar social en Canarias es incuestionable y su desaparición un lastre que pagaremos durante generaciones.