POR LORENZO SILVA.- X,responsable provincial del partido,sacude la cabeza. No puede ser que la vicepresidenta haya dicho lo que cree haber escuchado: «Nos ha llegado la hora del sacrificio a los políticos».
La jefa sigue desgranando sus argumentos,ante el grupo de responsables provinciales,y todo lo que sale de su boca parece respaldar la terrorífica afirmación. Al responsable provincial X,a quien le cuesta mantener la concentración y seguir lo que está diciendo la vicepresidenta,le asalta de pronto una duda sobrecogedora: ¿el 'sacrificio de los políticos' puede llegar a significar lo mismo que significa el término cuando se aplica a los ciudadanos? Es decir,¿de veras alguien prevé para ellos,incluidos los que acaban de ganar elecciones y calientan poltronas protegidas por una mayoría absoluta,recortes y ajustes como los que le toca sufrir a la gente del común? X recuerda espantado las rescisiones de contratos a interinos,los miles de becas canceladas sin previo aviso ni explicación o los salarios con rebajas del 30% (o más) que han pasado a remunerar el trabajo de tantísimos de quienes todavía lo conservan. ¿Quiere decir la vicepresidenta que ese tipo de cosas atroces pueden pasarles ahora a ellos,a los que le esperan en la agrupación provincial para que les cuente el contenido de la reunión,a él mismo que se ha partido los cuernos por sus siglas,en el entendimiento y la creencia de que en política,como en los marines,y salvo que uno cayera en desgracia,no se dejaba jamás a nadie atrás?
No puede ser,o no oyó bien o no lo está entendiendo. Lo que la víspera dijo la vicepresidenta,ante los periodistas y a la salida del consejo de ministros,era completamente lógico y tranquilizador. Para empezar,no hay mejor manera de despistar que presentar un tocho de informe,de esos que no se lee nadie. Si después uno da una bonita cifra que nadie podrá verificar jamás,y explica que es el resultado de decenas de medidas,muchas de ellas referidas a organismos abstrusos o marginales,en su mayoría competencia de otros,a quienes se les pasa elegantemente la pelota,he ahí la cortina de humo perfecta; el 'cambiemos algo para que todo siga igual'. O en el peor de los casos,vamos a librarnos de lo que no nos importa,y a los que sobren,aprovechando que desde hace años no se contrata a nadie,se los utiliza para cubrir bajas en otros sitios. En un par de años,todos recolocados y aquí paz y después gloria. Lo que cuenta es que el titular ya está dado y vendido a los electores. Que los sobrantes sirvan de algo o no en los puestos que se les destine a cubrir sabe X que no tiene mayor importancia. Cuando en su ayuntamiento se eliminaron los servicios funerarios,recolocó a los sepultureros como auxiliares de biblioteca. Y nadie se ha quejado por recibir su 'Harry Potter' o sus '50 sombras' de las mismas manos que antes echaban paladas en la fosa.
Por eso,la rueda de prensa le había dejado satisfecho: un paripé más,para echarle carnaza a la ciudadanía indignada,y de paso malquistarla con alguna autonomía desafecta que se negaría a hacer los ahorros propuestos por el gobierno. Pero ahora,de pronto,la mirada febril de la vicepresidenta le hace correr un escalofrío por el espinazo. A veces,aunque no es frecuente,hay en política gente a la que se le ocurre hacer algo que no estaba en el guión. Gente con ganas de pasar a la Historia,y a la que los usos y los protocolos establecidos le dan igual. ¿Y si la jefa es una de esas personas? ¿Y si lo que ha dicho va en serio,y dentro de nada él se ve obligado a mirar a militantes leales a la cara y decirles: 'fulanito,de verdad que lo siento'?
No,no puede ser. El responsable se niega a creer tal cosa.